Millones de compatriotas apenas apagando el televisor y al unísono como conectados por sentimiento enigmático, pero que nosotros los venezolanos llamamos desprendimiento, habíamos lanzado una súplica por nuestros hermanos que padecían los embates de la naturaleza, apenas terminada la última oración y la fe en dios nos llevaba a la cama con una sonrisa que despejaría en la próxima aurora las tormentas, apenas cesó la lluvia en el oriente del país, en occidente las fauces de un demonio de fuego con sus calcinantes e incontrolables lenguas, reducía a cenizas, confesiones por hacer, planes, compromisos, sueños, esperanzas …… vidas.
el sábado en el oriente del país nos sonrió el cielo con su azul misericordioso pero en el occidente una lóbrega manta de humo clausuro la dicha; la muerte no vino tras el agua, sino tras el fuego.
no hay un rincón del país que no haya sido estremecido por dolor, hoy todos nos sentimos trabajadores de la refinería y todos somos soldados de la gloriosa guardia nacional bolivariana, hoy el país se llama amuay.
hoy somos como un pequeño barrio, cuando un vecino cae en desgracia se olvidan las rencillas, se reconcilian los compadres, se condonan las deudas y se perdonan los insultos, todos nos unimos por socorrer, por consolar, por decir; ¿en qué puedo ayudar?, “estoy a la orden para lo que sea”. así somos nosotros, así somos los venezolanos.
hoy no hay tiempo para la miseria, el odio, el resentimiento, que la excepción, se quede y se consuma en su insignificante mundo purulento, esta es una patria sublime y no es que el dolor nos una, nos une el amor, el dolor es solo la prueba, hoy amuay nos revela cuanto nos amamos.
nuestro padre libertado reconociendo el destacado heroísmo de un joven ecuatoriano llamado abdón calderón, quien herido en sus piernas y brazos se negó a abandonar su puesto de combate y murió en el campo de batalla en pichincha; ordenó que al pasar revista al que había sido su batallón, se pronunciara su nombre, y al no responder, las tropas a coro dirían "murió gloriosamente en pichincha pero vive eternamente en nuestros corazones".
parafraseando al libertador podemos decir: "murieron gloriosamente en amuay pero viven eternamente en nuestros corazones".