En esta etapa histórica, económica, social y política que vive Venezuela, el Estado debe jugar –como lo viene haciendo– un papel determinante en la conducción de la economía.
Las medidas económicas impulsadas y ejecutadas por el presidente Hugo Chávez y su gobierno no sólo han sido necesarias y acertadas; estas han cambiado la esencia del pueblo venezolano.
La Revolución Bolivariana, el gobierno del presidente Hugo Chávez, ha invertido el dinero proveniente del petróleo en bienestar social para todo el pueblo: salud, educación, viviendas, cultura, deporte, empleo, alimentación, recreación, etc.
El Estado interviene regulando la economía, creando bancos públicos, protegiendo al pueblo, a la sociedad de la especulación y robo financiero, inmobiliario, etc.; y distribuyendo la riqueza de la nación con justicia social e igualdad. ¡Inclusión social!
La acción del Estado y la estrategia económica del presidente Chávez, han convertido a Venezuela –este año 2012– en el país con menor desigualdad entre ricos y pobres de América Latina y el Caribe.
Venezuela será pronto un país sin pobreza, rumbo al socialismo.
El fascista Henrique Capriles propone el neoliberalismo, –la economía Gobierno y Estado en manos del capital, de los ricos–; un “Bobobierno” o propuesta “caza bobos” que con el “progreso” convierte todos los derechos humanos en mercancía.
Capriles, con su Bobobierno, privatizaría Pdvsa, desmantelaría, acabaría con el estado de bienestar y las misiones, así como privatizaría las necesidades y derechos humanos (agua, electricidad, salud, educación, vivienda, etc.); que todo esté sometido al ¿mercado?, en manos de la oligarquía parasitaria.
Para que un “Bobobierno” vuelva a Venezuela, se necesitaría transformar millones de conciencias en “bobovotos”.
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