El tema de las elecciones mantiene en un estado de zozobra a todos los venezolanos.
Derecha e Izquierda en posición de combate. No hay objetividad, no hay emplazamientos a debates ideológicos de altura, no hay críticas constructivas, sólo existen campañas de desprestigio, acusaciones sin base y rines de pelea.
Cualquier piedra en el zapato, tiene responsable. Se vive prejuzgando todas las acciones del gobierno central, las acciones positivas, las convertimos en marionetas de nuestros intereses para sacar la contra moneda.
La oposición utiliza no sólo campañas de descréditos, sino que se disfraza de un holograma esquemático del pasado. Cada vez que surge un acontecimiento en el país, cualquiera que fuere (positivo o negativo), de eso se afianzan y comienzan a tensar la cuerda.
¿Cómo piensa la ultra-derecha venezolana? … “Hoy sucede un hecho importante y trascendental para la nación, ¡si es negativo mejor!, y de esto le saco provecho. Mantengo el estado de terror y le hago ver a todos los venezolanos que estoy apuntando en las estadísticas”.
¡La campaña Sico-terror! siguiendo el modelo dogmático estadounidense. Pareciera una política de equilibrio de terror, cuyo principio estratégico utilizado por el estadounidense Dulles en 1945 y empleado en la Guerra Fría, no era otro que “llevar al oponente a una situación de riesgo de guerra” poniendo en juego los intereses nacionales.
Ahora bien, en Venezuela, no sólo se ponen en juego los intereses nacionales, sino también, los intereses de cada uno de los venezolanos. No se trata de una guerra entre dos bandos, se trata de saber reconocer quien apunta las encuestas y de incluso lograr reconocer, quien ganará las elecciones presidenciales.
Pero lo realmente lamentable, es que no saben reconocer. Se escucha todos los días en los medios nacionales, internacionales, en las calles, en los pasillos, etc., etc. Expresiones como: ¡No ganarán! ¡No lo dejaremos! ¡Venezuela volverá a ser nuestra!
¡Somos venezolanos!, y Venezuela es de todos, ¡Venezuela debe dolernos!.
Dejen ya el modelo estadounidense, no pretendan usar esa práctica tan grave y que trascendió en la historia durante la Guerra Fría, como lo fuera la MAD (mutual asegurated destruction), y cuya esencia no era otra que la no victoria de ningún bando, posteriormente reconocida por Kennedy.
¡No a la autodestrucción! Seamos objetivos y críticos y sepamos reconocer los resultados electorales. Basta de tensar la cuerda.
Politóloga en Relaciones Internacionales
vanessa.maneiro@free.fr