En un reciente foro político, entre complicadas explicaciones y posiciones encontradas, un afanado participante pregunto por qué en Venezuela un corazón simboliza la revolución. Siendo el único venezolano presente, sentí que la pregunta intencionalmente fue lanzada a mí y en efecto tuve que responder.
A veinte pasos de distancia estaba el pódium, mientras caminaba a su encuentro fui elaborando la respuesta. Dije, solo se puede concebir la revolución como un acto de amor sublime por la vida, de lo contrario seriamos crueles capitalista con sus bancos y sus pobres, con sus odios y sus guerras, como todos los presentes han de saber, en occidente el corazón simboliza el amor, y este último constituye la gran utopía de la humanidad.
Son muchos los que han muerto en su defensa, por ejemplo para hablar de algo resiente la historia nos revela que hubo un hombre que por amor entrego su vida hace apenas 2012 anos. Y más mundano aun existen otros millones de seres que armados de la pasión por la vida lanzamos piedras a tanques artillados, derribamos muros y hasta luchamos contracorriente para vindicar el derecho a la vida.
Yo no voy a hacer una apología a la revolución bolivariana, pero quiero dejar claro que en medio de sus contradicciones es la única que se ha planteado una revolución pacífica y en paz. Nuestros adversarios, enemigos enconados de la paz, refugiados en el odio de clases y en el desprecio al otro, desde su estadio de civilización y distinción plutocrática, su afán de riqueza y poder, los han limitado para entender que la humanidad demanda lo colectivo y desecha el egoísmo.
Por eso nuestro estandarte es un corazón, signo y símbolo de una aspiración encarnada en todos nuestros actos revolucionarios. Y lejos de las visiones desesperada de la oposición apátrida y sus complejos racistas y enconadamente anti socialista, el Presidente Comandante y los revolucionarios venezolanos somos mortal, humano, hombre y mujeres de palabra y compromiso, con valores que indudablemente tributan la grandeza y refuerza la humildad de alma y vida para asumir el compromiso histórico de construir un socialismo, invocando lo mejor de nuestro pensamiento libertario.
De allí la grandeza, de allí la fuerza, por ello nuestro accionar enteramente humanista y favor de los desposeídos, de allí nuestro Corazón Venezolano.
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