La cara de incredulidad de los asistentes a la publicación de resultados de Datanálisis al escuchar el tercer escenario debió ser la misma que ustedes acaban de colocar. No dudo que en pleno salón de convenciones se escuchara una risita empujada, de esas que no se pueden aguantar y que generan, como un bostezo a media mañana, una reacción en cadena de caras picaras entre el resto de los asistentes. La interrogante de algunos periodistas, después del respectivo carraspeo de garganta de Luis Vicente León, fue ¿Cómo ante una diferencia de 10 puntos es posible una victoria de Capriles, faltando tan pocos días para las elecciones?
Estoy seguro que L.V León previó, como buen orador, esa pregunta, y explicó con la calma que merece una explicación de este tipo, que era posible que dentro del universo del 11% de indecisos que reveló la encuesta, el ¡83%! Se decantara por el candidato opositor, lo que conduciría, -disculpen la cota pero debo pedirles que presten atención- a un EMPATE TÉCNICO entre los candidatos.
Es decir, si el 83% de los indecisos decidieran apoyar al candidato opositor, tendríamos que sumar un 9.34% al porcentaje obtenido en la encuesta a favor de la candidatura de Capriles, obteniendo un resultado que le otorga un 48.34%, contra 51.06% de Chávez. Así es, incluso con un 85% de indecisos montándose al autobús por las ventanas a última hora, Chávez seguiría ganando la elección. Luis Vicente León, se persigna y da las gracias a Dios por el margen de error de Datanálisis y nos dice, que con el empate técnico existe la posibilidad de que Capriles gane, Vaya difícil explicación del tercer escenario.
Ahora bien, ¿estadísticamente es posible que el 83% del total de votantes escoja a un candidato, pasando por encima del otro y de la abstención? ¿Es casualidad que ese 83% sea justo el necesario para poder cantar el empate técnico y que a su vez sea el que desde hace días viene presentando el sector opositor2? No hace falta consultar con un erudito en ciencias estadísticas para saber que de ese 11% de indecisos un porcentaje bastante elevado decidirá no ir a votar, mientras el resto se repartirá con cierta equidad entre los candidatos.
Lo interesante de Luis Vicente León es que en otras cifras ofrecidas ese mismo día, expresaba que los indecisos históricamente se habían decantado en un 56% para Chávez y un 44% para otros candidatos, y que no fue sino hasta agosto (guerra mediática de Amuay-Cupira-Yare, etc), que Radonski cambió esa estadística y avanzó en su candidatura más de 5 puntos.
Cuando L.V León fue interrogado sobre el impacto que tuvo en el repunte de Radonski los hechos acaecidos en agosto y la consecuente guerra mediática que se desató, su respuesta fue que estos tuvieron “muy poco impacto”, arguyendo la increíble explicación de que los opositores NO UTILIZARON LOS HECHOS EN LA CAMPAÑA (No creo necesario colocar los miles de links y demás noticias en los que la oposición se aprovechó de las tragedia con fines políticos).
¿Por qué Luis Vicente León descarta los hechos de agosto como causa para justificar el avance de Radonski?
En primer lugar y como obvia respuesta, para hacer ver el avance opositor como algo surgido a partir de su propio esfuerzo, como un avance “indetenible” motivado a la majestuosa campaña de la oposición. Vale destacar que incluso las encuestadoras que otorgan algo de vida a Radonski (Varianzas, Consultores 21) desmienten con sus datos de septiembre esta teoría, colocando a Radonski exactamente en el mismo pico porcentual del mes pasado.
En segundo lugar, y mucho más escondido entre los escombros estadísticos de Luis Vicente León, se encuentra un hecho innegable durante el mes de septiembre. Como se mencionó al principio la encuesta fue realizada del 25 de agosto al 5 de septiembre, justo antes de los desequilibrios más fuertes que ha sufrido la oposición en toda su campaña electoral. El caso de soborno de J.C Caldera, la puesta en escena de un paquete con medidas neoliberales grotescas y la deserción de políticos y organizaciones de la MUD ante la inminente derrota, han sido sin lugar a dudas, materia obligada en la campaña electoral.
Por supuesto, no faltó quien preguntara cuál era el impacto de toda esta maraña de corrupción y deserciones en el apoyo al candidato opositor, a lo que L.V León, respondió palabras mas, palabras menos, con un “no causó ningún impacto”.
Es decir, los indecisos que a principios de septiembre mantenían sus dudas entre seguir a algún candidato o la abstención, sencillamente no se enteraron o no les importó ver como el mismo partido de uno de los candidatos caía en sobornos y corrupción mientras miembros plenos de la MUD denunciaban un paquetazo estilo “CAP”. He aquí otra de las razones por las que L.V León no quiso darle impacto a lo ocurrido en agosto en Amuay-Cupira, para justificar estas declaraciones.
Pero hay más, Datanálisis realizó una encuesta telefónica a mediados de septiembre3, justo después de terminar su trabajo de campo. En dicha encuesta, que ocurrió paralelamente al destape de la corruptela y paquetes ocultos de la oposición, el presidente Chávez aparecía comandando el resultado, con una diferencia de 14 puntos sobre Capriles Radonski.
¿No es lógico pensar que ese aumento de la diferencia en 4 puntos entre los candidatos se debió principalmente a una inmigración de indecisos hacia el candidato Chávez? ¿Se puede inferir que el aumento registrado en los indecisos de la encuesta telefónica tenga que ver con la decepción que causó en el sector opositor los actos de la MUD desenmascarados por el gobierno?
Al parecer para Luis Vicente León estas preguntas no tienen validez, a pesar de lo obvio de las mismas y de la clara tendencia en septiembre a favor de Chávez.
Datanálisis ya salvo su integridad post 7-O, sus datos reflejan una victoria sin dudas para el presidente Chávez, mientras su analista da una mínima oportunidad de victoria al candidato opositor, vale parafrasear al director de Hinterlaces, Oscar Schemel, cuando expresaba lo absurdo de mostrar 3 escenarios cuando lo profesional es presentar las estimaciones más probables.
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Moisés D.S.G
Estudiante UCV