Según declaraciones recientes de Oscar Schemel, director de Interlaces: “la oposición mantuvo un acento estratégico de recoger, los votos castigo, porque nunca hubo una presentación seria de una propuesta de país que convenciera a la población votante”. “No son votos de respaldo a la oposición, sino votos en contra del proceso revolucionario, casi seis millones y medio de votos”.
El colega, Iván Padilla Bravo, en su reflexión, “Ya hay más de seis millones de oligarcas”, dice que “no deja de sorprender que un poco más de un tercio de la población votante, estimada en 18 millones de electoras y electores, votaran por el candidato de la ultraderecha, Henrique Capriles Radonsky”. “Reunir más de seis millones de votos para respaldar a la oligarquía criolla y transnacional en la figura de un candidato de perfil majunche, de ideas frívolas e incoherentes pero, al mismo tiempo burgués de cuna, sólo tendría explicación lógica si esos seis millones 100 mil electores, fuesen todos, en realidad, ricos de abolengo, burgueses, explotadores. Pero, sin temor a equivocarme, no creo que en el mundo haya tantos explotadores juntos”.
Ahora bien, “si Capriles no convenció; si lo que recogió fueron los votos castigo; y si no hay seis millones y medio de oligarcas”, ni a palos, pregunto, ¿De dónde carajo salieron esos votos contabilizados por el mejor sistema electoral del mundo y que no son conchas de plátano?
El que sí convenció fue el CNE, al demostrar que el voto es secreto de verdad, lo que motivó a los “encapotados camuflados de rojo “y demás, enquistados en ministerios, Instituciones, empresas del estado, gobernaciones, alcaldías…, a castigar con su voto sin ser descubiertos, al gobierno que les está matando el hambre y pagando sus gustos, y que sueñan con algún día ser oligarcas. Esto, aunado a los esclavos masoquistas modernos, que no pueden vivir sin el látigo del mayoral de sus amos.
También se sumaron los muchos “venezolanos”, “Pesuvistas o no”, descontentos por el mal trato infligido por propios, del gobierno, y extraños, los ya citados “encapotados camuflados de rojo”, castigando al Comandante, arrechera que todavía no hemos pasado los resteaos con él y su Proyecto.
Todavía hay tiempo para reflexionar, detectar, corregir y seleccionar los más aptos.
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