Creo que nunca antes en la historia de nuestro país gobierno alguno haya usado tanto estas palabras como el gobierno del presidente Chávez y actualmente el gobierno del presidente Maduro. Son de la opinión pública, son moda, desea la gran mayoría del pueblo de Bolívar, mejor dicho, aclama. Lo revela la encuesta de Monitor País, de Hinterlaces: “82% de los venezolanos está “de acuerdo” con una mediación internacional que promueva el diálogo entre Gobierno y Oposición, mientras que 15% estaría “en desacuerdo” y 3% no NS/NC. 74% de los consultados opina que lo más conveniente para Venezuela es que se produzca un diálogo entre Gobierno y Oposición para ponerse “de acuerdo” en cómo resolver los problemas económicos del país, mientras que 25% está “en desacuerdo”. Solo 1% NS/NC”.
Repasemos las definiciones según la RAE: “Diálogo”, del latín dialŏgus y éste del griego διάλογος, diálogos, significa: a) “Plática entre dos o más personas que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”. b) “Discusión o trato en busca de avenencia”. (Se define avenencia como convenio, transacción, conformidad, unión). Ese diálogo también puede ser: “de besugo, conversación sin coherencia lógica”; “de sordos, conversación en la que los interlocutores no se prestan atención”; y “social, el que mantienen las representaciones empresariales y de trabajadores vistas a una actuación concertada en la regulación de las relaciones laborales”.
“Dialogar”: “Hablar en diálogo”. “Dialógica”: “Perteneciente o relativa al diálogo. Que presenta forma dialogada. Que contempla o propicia la posibilidad de discusión”. Diálogo, dialogar, dialógica, es sinónimo de “negociación”.
Pero, para que esto ocurra, deben quedar muy claras premisas importantes si se quiere llegar a feliz término: a) Respetar y reconocer las partes involucradas. b) Identificar el objeto u objetos por qué dialogar. c) Tener verdaderamente el deseo y la disposición de hacerlo. d) Aceptar con hidalguía cuando la otra parte tiene la razón. e) Procurar que todos salgan beneficiados.
Considero “importantísimo”, y perdonen la exageración, el reconocimiento y respeto hacia el ser humano, hacia la persona primeramente, como a la majestad del cargo que esa persona representa, el grado académico que posea o no, y, hasta título nobiliario si fuese el caso.
En democracia es vital reconocer y aceptar cuando se es Gobierno y cuando se es Oposición. Respetar la Constitución y las Leyes de la República, como los Poderes e Intuiciones. Practicar la tolerancia y la convivencia.
Cuando esto no funciona irremisiblemente se recurre a la “violencia”, que según Mahatma Gandhi “es el miedo a los ideales de los demás”. Se recurre a ella pisoteando el Derecho Constitucional a la Protesta Pacífica cuando se quiere imponer, inducido o no, lo que se desea; como también para callar las voces contestatarias reclamando derechos y libertades.
Las condiciones están dadas. El Gobierno ha reiterado el llamado al diálogo, la Oposición notificó que va a sentarse a dialogar, y la Gran Mayoría Consciente espera que ambos en franca comunicación dialógica con la mediación internacional como testigo, den la satisfacción al “Pueblo Venezolano” resolviendo los graves problemas que lo aquejan. “La alternativa a la violencia es el diálogo”, Hebert Marshall McLuhan.
¿Habrán reflexionado alguna vez nuestros “políticos” acerca de la gravedad a la que nos exponemos “todos los venezolanos” por no querer resolver cívicamente como compatriotas nuestras diferencias y ligeramente pedimos intervención extranjera?¿Es que no nos bastan Afganistán, Irak, Libia, Siria, o la cincuentenaria guerra civil colombiana?... ¿Estaremos conscientes que hoy, la maquinaria propagandística mediática nos hace noticia principal; mañana, nos hará parte de guerra; y que pasado mañana alguna vez dirán, erase el país más hermoso y rico del mundo?
"En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política.", Simón Bolívar.