Habló el Pueblo y ordenó con voz clara y contundente que el Presidente Chávez siga al frente de la Revolución Bolivariana. Más de 8.200.000 votantes así lo creímos necesario. Pero más allá de esta importante victoria popular quiero comenzar a exponer algunas ideas sobre los 6.500.000 de venezolanas y venezolanos que por una u otra razón votaron por Capriles. Razones de espacio me obligan a abordar esta vez sólo 2 hipótesis y una verdad de este casi inagotable tema.
Capriles se erige como un sólido líder opositor. Seguro habrá quien lo apoyara por lo que él representaba por sí mismo, pero señales como la derrota sufrida en el propio estado Miranda, ofrecen luces para dudar de su aprobación como mandatario y por tanto, permite dudar de esta hipótesis.
Los votos obtenidos por Capriles no son propios, sólo son “anti-Chávez”. Una inmensa cuota del voto opositor ha girado, así lo creo, no en torno a los candidatos adversarios del Presidente Chávez sino llanamente a que no son Chávez, sin importar sus ideas o propuestas políticas propias. Ver el amplio apoyo recibido por el candidato de la derecha a la par de la vaguedad de su plan, permite creer esta hipótesis.
Mayor velocidad de crecimiento del apoyo a las opciones opositoras. De entrada, una salvedad metodológica: por su muy distinta naturaleza es incorrecto comparar comicios presidenciales con no presidenciales. En los primeros se acentúa la movilización producto de la convivencia de elementos racionales -como el análisis de las propuestas de gobierno- y emocionales -como el afecto o desprecio hacia las distintas opciones-, tornando incorrecto su cruce comparativo. Así que comparando con las anteriores elecciones presidenciales de 2006, el pasado domingo la base de apoyo al Presidente Chávez se incrementó en más de 900.000 votos mientras que la de la oposición creció en más de 2.200.000. Hay que “arremangarse los pantalones” y leer esta cifra en su real magnitud: la oposición ha duplicado y aún un poco más al crecimiento del chavismo en los comicios presidenciales. Sólo asumiéndolo, auscultando seria y profundamente en sus causas y aplicando contundentemente las obligatorias medidas, será posible revertir esta tendencia y blindar la Revolución Bolivariana.
Ya antes el Presidente llamó a las 3R sin los resultados esperados. Hoy renuevo lo que expuse tras las elecciones parlamentarias de 2010: se debe aplicar con eficiencia y contundencia una sola R y hacer ejemplarmente la Revolución.
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