La patria vibra de alegría. Sus latidos suenan de emoción. Con respeto hacia el adversario, los chavistas y la mayoría del pueblo venezolano amanecimos el lunes pleno de regocijo, con unos resultados esperados por todos para seguir construyendo la Venezuela socialista que la inmensa mayoría desea.
Mientras la oposición aún no quiere entender las voces que emergen del corazón del pueblo, mientras sus “numerólogos” andan inventando guarismos para enredar a los incautos, mientras sus cerebros andan pensando que todo fue un realismo mágico y mientras sus odios alimenten sus espíritus; lo que consiguen es captar el rechazo de un pueblo que despertó y que se niega a volver atrás, así el candidato opositor se disfrace de “progresista”.
La victoria fue contundente en todo el país. No hubo margen para duda, para que alguien cacaraqueara fraude, sino que, gracias a Dios, oyeron la voz el pueblo que les dijo: “acá queremos a Chávez, acá se queda el Comadante, acá manda Chávez y nosotros el pueblo de Venezuela desea continuar enarbolando la genuina bandera de la libertad y democracia, de participación protagónica, de inclusión social, de justicia e igualdad, de paz y de amor”.
Es la voluntad de un pueblo que quiere revolución, es la voluntad del pueblo venezolano que quiere más socialismo y desea, junto a sus hombres y mujeres, edificar un país digno donde cada día podamos sentirnos más orgullosos de nuestra independencia, nuestra soberanía y nuestros conceptos espirituales y humanistas.
Ganó Chávez, gracias a Dios y al pueblo, y ahora nos viene encima las elecciones regionales donde seguro vamos a lograr otra victoria perfecta en todo el país, que ya han asomado sus números que avizoran un panorama alentador para el chavismo y las fuerzas revolucionarias en todos los estados venezolanos.
Así que el llamado, pasado el júbilo victorioso, es a sumarse a las tareas políticas desde cualquier trincheras, desde todos los ángulos, desde todas las posiciones, haciendo el trabajo de despliegue, alertas, como siempre nos ha caracterizado con gran ánimo, con mucha alegría, con desbordada disciplina, con total organización, con un amor a reventar, con paz en el alma, con tranquilidad en el corazón y, sobre todo, con la convicción plena de que nos asiste la verdad de ser cada día mejores en todos los aspectos de la vida.
(*) Diputado AN
