Opino que debe ser modificada. Y creo hablar a nombre de muchos cuando escribo esta aseveración. La primera ley propuesta desde el pueblo. ¿Quienes están incluidos en la palabra “pueblo”, dicha hasta el cansancio? Por inferencia, “pueblo” pareciera representar a la población pobre, marginada por muchos años, aquella que necesita más que otros los beneficios de la revolución. Pero en esta palabra no se incluyen todos los 8 millones que votamos por el chavismo; y estoy convencida que mucho “pueblo” quedó incluido en el otro grupo de seis millones. O sea, se me hace difícil discernir ¿qué pueblo está representado en la ley? Muchas personas como yo, proclives al chavismo, no nos sentimos representados por el término así definido.
Lo cierto es que la nueva ley afecta a muchos. Y esta afectación no es reciente, viene desde 2003 cuando el entonces Ministro Diosdado Cabello decretó una congelación de los alquileres en los inmuebles regulados. Inmuebles construidos antes de 1987, o sea, una propiedad de muchos años, edificaciones viejas que nada tenían que ver con los más recientes, modernos, lujosos y hermosos apartamentos.
Esos propietarios fueron afectados. Además debían pagar los montos del mantenimiento del edificio, montos nunca regulados, muchos menos congelados, y sometidos inclementemente a la inflación in crescendo de esos años, con un promedio cercano al 28% anual. De tal forma que, cuando el inquilino pagaba montos irrisorios, los propietarios se hacían cada vez más pobres e indignados ante la situación. Y el calificativo de indignación es hasta más propio a este grupo que a los indignados de Europa que empezaron a usarlo recientemente.
Ahora, 9 años después, los montos de alquileres siguen congelados pues los procesos para la actualización de los alquileres, continúan analizándose en la Dirección de Inquilinato, ahora dirigida por una de las protagonistas del “pueblo” en la elaboración de la nueva Ley.
La convocatoria hecha a los propietarios de acercarse a registrar sus propiedades alquiladas, está desde mi punto de vista viciada: por saber a ciencia cierta que han mermado su derecho a la propiedad. Aquellos que trabajaron y se esforzaron por adquirir una o más propiedades, donde sus ahorros no se volviesen arena, están ahora literalmente en manos de los inquilinos, amparados por la nueva ley. Inquilinos que hoy abusan de la situación, personas que tal vez antes, conscientes de los bajos montos regulados, contribuían a costear el mantenimiento, mas ahora no; antes respetaban razonables aspiraciones, y hasta la necesidad de pretender el inmueble para un hijo próximo a casarse, mas ahora no. Inquilinos que cuando quieren pagan el alquiler y si no quieren da igual. Inquilinos no siempre chavistas pero con cuanto gusto se benefician de esta ley.
Esta ley revolucionaria quiere hacer justicia pero no está afectando a oligarcas, burgueses corrompidos, oposición irracional. Está afectando a venezolanos honestos y trabajadores. Venezolanos que, en su gran mayoría, no han tenido como motivación el maltrato ni la explotación de otros compatriotas, pero que ahora son robados y vejados con el apoyo de la ley. Estos propietarios estarían así cumpliendo, a costa propia, sin su consentimiento, la obligación del Gobierno de asegurarles viviendas a los venezolanos. No se puede imponer la solidaridad y menos cuando se trata de su propia supervivencia.
En justicia, esta ley de arrendamiento no debería ser retroactiva. Los que puedan y quieran hoy asumir el compromiso con la revolución, los futuros propietarios, podrán a sabiendas construir o adquirir viviendas para colaborar con el socialismo.
Convoquen a este grupo de inmensos propietarios afectados, no para ir a entregar formalmente la propiedad, sino para conocer sus justas aspiraciones y mostrarles que en este gobierno se respeta su derecho a la propiedad, explícita en la vigente Constitución Bolivariana de 1999.
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