Antes de entrar materia, me gustaría saludar esta iniciativa del ministro Ernesto Villegas, y felicitarlo por dar un paso importante en la discusión urgente y necesaria de la comunicación en revolución y sus nuevos desafíos. Mi saludo también para quienes participaron como panelistas en este primer foro, Fredy Fernández, Fernando Buen Abad, Maryclen Stelling, Reinaldo Iturriza, Lorena Freitas, y con la esperanza que se repita, en muchas ocasiones, experiencias como esta.
Y ahora si, algunos puntos que considero significativos como aporte al debate:
1.- Formación ideológica y pensamiento crítico.
*Aquí pretendo solo referirme a la labor del PSUV, partido en el que milito, y del cual soy miembro fundador.
Cuando analizamos y discutimos sobre la comunicación en revolución, varios puntos nos invaden. Quisiera comenzar con el que considero mas importante, la formación ideológica. En 14 años de revolución bolivariana (o un poco menos si tomamos en cuenta todo lo sucedido desde 1998 hasta 2002) la organización política mas importante del chavismo (MVR / PSUV) no ha logrado concretar éxitos en el proceso de formación ideológica, mas allá de algunas experiencias aisladas en ciertos espacios, pero sin impacto en las masas.
Desde los medios privados de oposición y sus partidos políticos se nos acusa de “ideologizar al pueblo”, lo terrible de esta afirmación es que no es cierta, ojala y así fuera. El capitalismo día a día trabaja en el proceso de ideologización, ya sea mediante la publicidad que se transmite por sus medios, o el “inocente” parque en casi todas las corporaciones de comida rápida (puestos allí para cautivar la ingenuidad infantil y obligar a los padres a ingresar a sus recintos). El capitalismo día a día hace su trabajo, impone sus ideas y sus métodos, desde la forma más sutil en la propaganda de sus grandes empresas, hasta la más evidente enmarcada en los pensum de estudios de las diversas escuelas en nuestras universidades. Ante esta realidad, ¿qué hacemos nosotros?, ciertamente algunos esfuerzos son reconocibles, pero nada que se le acerque a la gran maquinaria que despliega el capitalismo, que muta, que se disfraza, que se transforma y sigue consiguiendo victorias.
Durante la construcción del PSUV, fue firme la idea de no tener solo una maquinaria electoral, tal como era el MVR. Se discutió la necesidad de conformar un partido, que además de conseguir votos pudiera ser una organización para la formación ideológica de nuestro pueblo, que aupara y facilitara las herramientas para el desarrollo del pensamiento critico, al menos así recuerdo las discusiones del Congreso Fundacional del cual forme parte. ¿Cuánto hemos avanzado en la materia? ¿Estamos seguros que lo suficiente, o al ritmo que exige la construcción de la revolución?, creo que negar todos los avances puede ser una ligereza, pero una respuesta que contemple una afirmación rotunda también seria una mentira, cuando aun no tenemos siquiera un sistema de formación de cuadros o algún desarrollo para dotar de herramientas para la ideologización en el chavismo. Quizás en lo micro tenemos algunos logros que debemos felicitar y aplaudir, pero en lo macro seguimos siendo terriblemente ineficientes.
Por ahora solo contamos con el Presidente Chávez, que cada vez que puede, sirve de pedagogo, de educador, de orientador en el desarrollo de la discusión necesaria. Lo hace durante una cadena, en medio de la inauguración de alguna obra, o desde una rueda de prensa. Pero ¿y después que nos queda?, son muy pocas las opciones con las que cuenta el pueblo venezolano para profundizar esa discusión y su posterior aprendizaje. Y los ejemplos de esa falla son lamentablemente evidentes, cuando se afirma desde algunas tribunas la necesidad que nuestros medios compitan por los “rating”, o de fomentar una revolución cultural sobre las bases de la propaganda consumista de los medios privados.
Necesario es garantizar y acompañar la formación de nuestro pueblo, y la urgente formación de cuadros, que no se quede solo en la teorización, sino que vaya dirigido por la dinámica de la puesta en práctica de tales conocimientos. Dotar de herramientas ideológicas para poder deconstruir el mensaje perverso y maleable del capitalismo, y emprender la lucha por la ideologización socialista urgente y necesaria. Que no sea de manera improvisada ni aleatoria, y que el partido se establezca como pilar fundamental en esta tarea.
2.- Telegenia o contenido.
Define el diccionario de la Real Academia Española la telegenia como: “el conjunto de cualidades de una persona que la hacen atractiva en televisión.” Cualquier manual utilizado por los medios privados expondrá este concepto como elemento fundamental a la hora de hacer televisión. Pero aquí no hablamos de los medios privados, hablamos de los medios públicos.
No pretendo satanizar la imagen, o ese conjunto de cualidades que hacen a nuestras y nuestros compañeros atractivos para hacer televisión. Mi punto es sobre la importancia desmesurada que se le da a este elemento desde algunos medios del SNMP, en desmerito de otros componentes tan o mas importantes que la telegenia. Tampoco voy a señalar quienes solo están en tv por este componente, ya que no es culpa de ellos ni ellas, sino de la copia de parámetros impuestos por las televisoras privadas, nacionales y extranjeras.
Mas de una vez he tenido la ingrata experiencia de ser espectador de situaciones nada agradables, en medio de una transmisión se apaga el telepromter y quien esta encargado de transmitirnos la información cae una larga serie de frases sin sentido, lo que deja en evidencia que no se realizo un estudio previo de la noticia que se nos iba a entregar. El maquillaje, la selección correcta del vestuario, o lo hermoso de ciertos rostros no es suficiente para comunicar de manera eficiente, no podemos negar que las damas y los caballeros nos sentimos atraídos por ciertos espacios solo por quien los presenta, pero que al final sentimos un vacío respecto al contenido que pudimos retener.
La elaboración de los contenidos en nuestra televisión debe estar desligado de los atributos naturales o artificiales de quienes los presentan, la telegenia debe ser solo un componente más en la producción de nuestros espacios, estamos obligados a construir sobre elementos más importantes como la educación, la importancia del mensaje y de la semiótica en él, lo pertinente de la información, la claridad del contenido. No me refiero a descuidar el maquillaje, el vestuario, y demás elementos de la forma, pero siempre manteniendo por encima el fondo.
3.- La coyuntura o lo estructural.
Los medios, al igual que el debate político, ha caído solo en la discusión de las coyunturas que ha diario se presentan, en su mayoría impuestas por los medios privados. Nos cansamos de ver y escuchar en nuestros medios el desmontaje de matrices asignadas desde las grandes cadenas de la manipulación, pero hacemos muy poco para desvincularnos de esa agenda autoimpuesta.
A la hora de evaluar lo que se difunde y comunica por nuestros medios, pensamos primero en desmentir lo que dijo tal o cual, pero dejamos de lado temas importantes que afectan, de manera positiva y negativa, la vida del pueblo venezolano. Preferimos mostrar un reportaje para demostrar que lo dicho o escrito por algún medio privado no es cierto, ejemplo la cantidad de fallecidos en un fin de semana, pero dejamos poco espacio a lo realizado por la gran Misión A Toda Vida Venezuela, los nuevos pensum de estudios de la Universidad Experimental de la Seguridad, el nuevo modelo policial, los logros de la Guardia del Pueblo, los avances que en materia de seguridad hemos obtenidos, mas allá del ataque que en este punto recibimos de la derecha, incluso presentar las causas reales de la inseguridad, el papel de los medios de comunicación, el trabajo que se hace para combatir este mal, la explotación de lo material por encima de lo humano, la humillación infundida por los medios a quien no cumple con el “patrón establecido”, el arrebato consumista desatado en cada publicidad transmitida.
Siempre que se plantea este punto, se nos dice: es que la coyuntura actual no permite discutir otra cosa. Y así seguimos dejando de lado la urgente necesidad de profundizar, de no quedarnos en la superficie y sumergirnos en los factores estructurales de nuestra sociedad, la que tenemos y la que queremos.
Cuantas veces me ha tocado ver como se desecha material por no ir en consonancia con lo planteado en la agenda diaria. Llegan reportajes de consejos comunales que discuten sobre la construcción del modelo comunal, pero solo sale en pantalla la felicitación al candidato a la gobernación, y el resto queda en la cinta esperando que algún día alguien lo encuentre y tenga autoridad para transmitirlo, si es que antes no se borra por falta de espacio.
Aunado a esto, ni siquiera somos justos en la coyuntura, ya que solo es visible cuando genera elementos positivos al proceso, pero cuando se presentan errores no aparecen en pantalla, en palabras de Reinaldo Iturriza: “Los medios públicos invisibilizan la protesta popular porque la perciben como amenaza al Estado”, y al momento que la coyuntura genera criticas sobre el estado o algunos de sus funcionarios, inmediatamente se tildan de contra-revolucionarias, apátridas o cualquier adjetivo similar, no profundizamos para verificar si tal critica tiene un sustento real, y nos limitamos simplemente a descalificarla. Es posible llevar un mínimo de planificación en esta componente, el problema no es la política comunicacional, sino la direccionalidad política de esta materia.
4.- Lucha por “rating” o por una construcción colectiva.
La revolución bolivariana nos llevo a entender que quienes hacemos uso de los medios de comunicación somos usuarios y usuarias de estos, pero dese algunos espacios seguimos viendo al pueblo como consumidor. Cuando debatimos la necesidad de cómo elaborar el contenido que se transmite por nuestros medios, algunas voces claman por el rating, sustentando esto en el “gusto” del venezolano respecto a lo que espera de los medios públicos.
El gusto no responde de forma automática, este se puede crear o disolver, se puede formar o deformar, se puede manipular o se puede edificar. Desde la masificación de la radio o la aparición de la televisión, el gusto ha sido impuesto por quienes controlan los medios. No nacemos con un gusto televisivo o radiofónico determinado, este se va moldeando de acuerdo a las diversas experiencias que vamos afrontando. Si en la mayoría de los casos, tenemos medios que imponen contenidos similares buscando marcar un tendencia respecto al gusto del publico, se sentirá que es un elemento generalizado, casi que de generación espontanea, cuando no es así y se debe simplemente a la carga exhibida por tales medios. Debemos evitar confundir el gusto, con la moda impuesta casi por obligación.
A la hora de definir cual es el contenido que debemos presentar en nuestros medios, prefiero optar por la construcción colectiva, que reconoce al pueblo como usuario, y no como consumidor. En palabras del Dr. Fernando Buen Abad: “Garantizar la Soberanía de los Contenidos. Que nunca más nos imponga su agenda el capitalismo y que seamos capaces de decidir, democráticamente, nuestros programas emancipadores socialistas.”
William Castillo, en su participación vía Twitter en esta discusión se preguntaba: “¿Estudiar los gustos de "las audiencias", o investigar los valores, percepciones y expectativas de los usuarios y usuarias?”. Yo respondería que en un nuevo modelo comunicacional tiene más importancia la investigación social, la participación de los usuarios y usuarias, que el gusto deformable de “las audiencias”. Pretender crear y revolucionar tomando como punto de partida “los gustos” manipulados por la industria propagandistas seria una copia tonta del mismo sistema que intentamos combatir.
Por ahora creo que es necesario seguir ampliando la discusión, intensificarla. Pido que no nos quedemos solo en un foro, que sigamos regando ideas y cultivando logros para cosechar conquistas.
amorincorreo@gmail.com
Comunicador
@jorgeamorin