Entrados los años 80, el equipo del canal ocho (VTV) que acompañaba al
presidente de Venezuela Luis Herrera Campíns, se encontraba recogiendo
los equipos, luego de una alocución presidencial.
Se cuenta que el Presidente solía quedarse solo -esa conducta suele
ser llamada la soledad del poder- pasaba horas en “profunda
reflexión”.
Contaba que los trabajadores de VTV que recogían cámaras, cables,
luces etc., centrados en su labores, se habían olvidado de que el
presidente Herrera se encontraba allí.
De pronto, la voz que caracterizaba al simpático y dicharachero
Presidente, rompió el silencio que inundaba el salón: “bueno muchachos
a ver si hablamos porque esto está muy callado, parece un velorio ‘e
viejas, busquemos un tema de conversación”.
Ninguno del equipo técnico respondió… El Presidente entonces se
dirigió directamente al trabajador a quien tenía más confianza –tanta
que lo llamada por su apodo– y le dijo: “a ver Caimán, ¿de qué tema
hablamos?”.
Y Caimán respondió raudo y veloz: “Bueno, Presidente, vamos a hablar
de lo que sabe todo el mundo”, y el Presidente preguntó: “¿De qué
Caimán?”. Bueno, Presidente, –respondió Caimán– “hablar mal del
Gobierno”. El Presidente soltó una espontánea carcajada y se fue
riéndose y repitiendo: “Hablar mal del Gobierno”...
Quiérase o no este pueblo tiende a ver el vaso medio vacío, ese lujo
no podemos dárnoslo los curtidos luchadores de toda la vida, sería
irresponsable, falto de conciencia, sólo bastaría mirar atrás y ver de
dónde venimos: 800 años de mercado y tres siglos de capitalismo.
Construyamos el Poder Popular, la clave: organización popular, las
leyes del Poder Popular, la autocrítica y sugerencias.
Hablar mal del Gobierno. ¡Que fácil!
oliva2021@gmail.com