La deuda social acumulada, la corrupción, el burocratismo y demás males que aquejan a la administración pública han consolidado a un Estado ineficiente. ¿Cómo se expresa? , la lista de ejemplos sería interminable; el más reciente fue la burda acción, por calificarlo suave, de la gerencia de la fábrica de helados Coppelia, paralizada al día siguiente de su inauguración por no haber previsto la materia prima para la fabricación, ¡qué voluntad! Los ineficientes no se condolieron ni siquiera del Presidente Chávez quien tuvo que mandar a realizar de urgencia una inspección y aplicar los correctivos del caso. La agudización de esta situación ha determinado la aceleración de medidas que hagan de este proceso una real revolución hacia adentro de las instituciones creadas precisamente para hacer revolución ya que lo que están haciendo algunas es otra cosa menos construir el socialismo.
La prédica de eficiencia, eficacia y calidad revolucionaria del Comandante Chávez parece que a algunos servidores públicos les entra por un oído y les sale por el otro, subestiman los fundamentos científicos, políticos e ideológicos que tiene la gestión pública. No planifican, no direccionan, no supervisan, no hacen seguimiento y menos control. ¿Qué hacen? Copiar y muy mal lo que hacían adecos y copeyanos, aplicando una alta dosis de despotismo haciendo creer que tienen autoridad escondiendo su gran debilidad. Menos mal que tenemos ejemplos y muy buenos de servidores públicos que llenos de humildad y conocimientos tratan de hacer un buen trabajo revolucionario.
¿Qué hacer? Meterse en las entrañas de esas instituciones apoyados en la contraloría social y designar socialistas formados en la dirección de las mismas, no a empíricos o a simples voluntariosos que no tienen las herramientas para ayudar a la revolución, no es la camisa roja o atropellar a sus compañeros de trabajo la vía para lograr la eficiencia, la eficacia y la calidad que la construcción del socialismo exige. El socialismo bolivariano es científico y por lo tanto debe procederse científicamente sustentado en los valores y principios revolucionarios ¡No al burocratismo, no al amiguismo y no al empirismo!
El socialismo y el Estado de derecho y de justicia, apoyado en la ciencia y en la tecnología al servicio del pueblo, puede lograr mayor eficiencia, eficacia y calidad desde la administración central hasta el más recóndito Consejo Comunal, lo cual será una garantía para evitar y detener la degradación de los derechos y de los servicios al ciudadano, hasta el de comerse un helado.
¡Eficiencia o nada! dijo Hugo Chávez. Oigamos al Comandante, carajo.
S.C 9.11.12
Profesor Titular. UCLA