En los cursos que ofreció la escuela de cuadros o de formación ideológica Simón Rodríguez o en algunos de los talleres ofrecidos desde el proceso, muy seguramente se nos dijo y vendió la idea a la militancia del PSUV, que efectivamente estábamos en plena efervescencia de la democracia participativa y protagónica. Esto que se nos ha dicho en talleres, cursos, alocuciones, encuentros está muy lejos de la verdad y muy cerca ya de ser una trampa casa bobo.
Este mecanismo de decirnos y hacernos creer una cosa que no lo es, no es nada distinto del mecanismo -muy capitalista por cierto- de hacernos comprar una determinada marca de cosas, bajo la idea, que una vez realizada la compra y con la cosa ya bajo el dominio de "mi propiedad", se tienen unas cualidades o se nos ofrece la oportunidad de usar una figura humana cuyas dimensiones son 60- 90- 60. Por supuesto, hay sus ligeras diferencias, pero en el fondo, la institucionalidad del PSUV echa mano a los perversos mecanismos de propaganda o "manipulación de profundidades"* para hacernos sentir que estamos en un mundo que realmente no existe.
Hay muchas diferencias de este mecanismo en relación con la publicidad y propaganda capitalista, pero que cubren las zonas de las formas, más no el mecanismo de fondo. El procedimiento es exactamente el perverso mecanismo de la manipulación. Es muy distinto, que una "hermosa" modelo 60-90-70 te venda un jabón y en tu mente, una vez adquirido el jabón que te sugirió la modelo, tomas como conciencia -falsa conciencia- que tiene la posibilidad de cantar con la modelo en el baño y otra muy distinta, es que un alto funcionario del PSUV por ejemplo, nos diga que colocando a los patrulleros como inspectores de obras se es más revolucionario, se avanza más en la democracia protagónica y con ello, el proceso revolucionario tiene mayores posibilidades de hacer uso de la una nueva ética revolucionaria y con ello se eliminan los espacios para la corrupción.
Es muy bueno que los patrulleros sirvan de inspectores de las obras tal y como se ha sugerido, pero debemos y tenemos que entender la esencia del fenómeno real de la participación. Para comprender la esencia de este fenómeno que es de vida o muerte para el proyecto bolivariano, debemos estar en condiciones de sobreponernos al perverso proceso de manipulación y estar en condiciones de CONOCER para poder reclamar y practicar la democracia participativa y protagónica. Fíjense como vamos desechando situaciones y creando nuevas ilusiones o percepciones para alimentar y sostener una falsa idea de participación y protagonismo.
Si hay una Ley Orgánica de -supuesta- contraloría social, a través de la cual se nos ofrecen a todos las personas -supuestas- garantías para ejercer la función contralora, qué sentido tiene crear o plantear sobre ese mandato de una ley orgánica, la idea que para hacer contraloría social hay que asignarle esa función a los patrulleros. Hablo de supuesta ley orgánica de contraloría y expreso la posibilidad de una supuesta posibilidad de hacer contraloría, porque para darnos real cuenta de la utilidad de esta ley y de una participación real, simplemente acuda ante cualquier organismo público y pida que le den una copia del Presupuesto de ese poder o pida que le entreguen una copia certificada de algún proyecto en ejecución. Se morirá esperando por estas dos informaciones. Haga la diligencia, acuda ante una alcaldía o ante la Dirección de Obras de una entidad federal y pida esa información.
Participar se nos vende como un proceso asociado a recibir, estar en un sitio pegando gritico y llenar un formato que luego puede enviarse por internet, pero que luego no sabemos la suerte de ese formato, aunque después para legitimar ese proceso de "participación", alguien suele aparecer diciendo que se procesaron millones de planillas y que los resultados son estos o aquellos. Participar cabe simplemente en estas coordenadas que acabo de mencionar: recibir buenas ayudas, estar en un sitio o llenar un formato a partir de unas preguntas generadoras. Así hemos conquistado una especie de "jabón ideológico" y con ello nos creemos la idea que eso es participación. Nunca la participación se coloca en el ámbito de las decisiones. Participación sin la posibilidad de estar en campo de las decisiones, es una manera perversa de vendernos una idea falsa sobre esta innovación que nos vendió el proceso pero que no ha sido capaz de cumplir.