En esos tiempos trabajaba en el Complejo Petroquímico El Tablazo, rebautizado hoy como Ana María Campos en homenaje a aquella heroína de La lucha por la Liberación Nacional, viajé a Caracas para asistir al entierro del martirizado Fiscal, llegué directo a los alrededores del Palacio Federal donde se le realizaba un homenaje de todo el pueblo venezolano, al llegar lo primero que escuché fue una letanía que dejaba en el ambiente el nombre Danilo, era la Comandanta Eterna, Lina Ninnette Ron Pereira que con un altavoz y en una moto le hacia su homenaje, a su manera, al fiscal.
Luego un murmullo era la presencia de Miguel Salazar rechazado por los asistentes. En una de esas vi al Ingeniero Cristóbal Francisco, Presidente de Hidroven para ese entonces y con quien busqué y entablé un diálogo donde le manifestaba mi oposición al contrato otorgado por Hidroven a la empresa Israelita Tahjal, contrato de un millón de dólares para automatizar algunas estaciones de la hidrológica en todo el país, mi argumento era que ese trabajo lo podía realizar cualquier empresa venezolana de automatización por que no era un control avanzado sino una lógica de relés, contactores y suiches lo que se requería, además las ganancias de esta empresa judía contribuirían a comprar municiones para seguir asesinando a los niños y mujeres palestinas, el Ingeniero Cristóbal Francisco me planteó que me tranquilizara que ese contrato estaba llegando a su fin.
Arrancamos a pié hacia La Guairita sitio para la siembra del compañero fiscal, a la altura de la Plaza Venezuela se nos unieron el Presidente de PDVSA Rafael Ramírez y el Almirante Maniglia, en La Guairita una llovizna sirvió de saludo a la obra de este insigne venezolano, al cual intereses de la antipatria de adentro y fuera del proceso vieron necesario asesinar para salvaguardar sus intereses económicos.
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