La importancia del cambio es la transitoriedad de los fenómenos con inclusión de las leyes que los gobiernan. El cambio, en verdad, caracteriza el presente gobierno en esta incipiente república bolivariana.
Hasta hace meses los líderes de los partidos que apoyan al Presidente Chávez se enjuagaban varias veces al día sus bocas con la consigna: *Dentro de la Constitución, todo, fuera de ella, nada*.
Y ocurrido que desde el año pasado, cuando la Asamblea Nacional respetó sin chistar la encomienda ejecutiva de aprobar un Proyecto de Presupuesto de Ingresos y Gastos para el año 2005, con evidentes omisiones y recortes en las partidas de ingresos, y con sus correspondientes sobregastos deficitarios que justificaron un nuevo endeudamiento público, desde ese momento ese eslogan ha sido borrado de los archivos del discurso y de la defensa retórica por parte de los mismos voceros gubernamentales que ayer los presentaba ante el país como dechados de burócratas constitucionalistas y respetuosos de las leyes venezolanas.
La compra de parte de la Deuda pública Argentina es una descarada variante de endeudamiento público nacional porque ahora el incumplimiento de su pago ante los organismos internacionales, por parte de ese país, acarrea un cargo a nuestra propia Deuda Pública, entre otras manifestaciones inconstitucionales.
Como el pueblo sabe, la Asamblea Nacional aprobó impunemente una Ley de PNIG-2005 con unos ingresos petroleros apartados groseramente de toda estimación razonable y empírica de los verdaderos y esperados ingresos petroleros para el presente año.
Hoy, el Ejecutivo nacional dispone a su arbitrio de más recursos ordinarios que los aprobados en esa Ley de Presupuesto, lo que significa que puede disponer de ellos ora con fines loables, ora con fines inconfesables, pero todos al margen del más mínimo control por parte de ninguna institución ni ningún otro poder constitucional.
Esto nos explica porqué el eslogan que nos sirve de título ahora cayó en desuso, ya que sencillamente ahora *Fuera de la Constitución Nacional* se llevan a cabo más actividades que las que se realizan dentro del marco del librito azul. Las leyes del cambio son así: no escapan a ellas ni las mejores consignas revolucionarias.