¿De qué ríes canalla?

¿Cómo imaginar que Chávez puede irse?

Pienso que sacar a Chávez del juego, no es fácil. Dios mismo lo sabe. La fuerza del espíritu colectivo tiene al presidente atado a la vida. Es más, por el Creador, el pueblo todo, el de aquí, de estos lados cercanos donde uno habita y el de allá lejos, también predomina el deseo de justicia, que la voz y Dios mismo, le encargaron una tarea gigantesca y todavía no la ha terminado.

Pero pensemos algo insólito, un instante diabólico como la canalla, que no pueda volver o se nos vaya físicamente. Solamente porque en la vida todo es posible. Lo no posible, ni sustentable, pese la maledicencia, es imaginar a un Chávez sin rastro ni huella. Menos creerlo una existencia fugaz, como algo que por aquí pasó sin dejar constancia de ello ni una idea y tarea asignada a todos. Menos una luz mortecina que atravesó veloz el cielo que su estela se extinguió prontamente.

Bolívar murió hace 182 años. ¿Se nos fue? ¿No dejó nada? Al contrario. Está entre nosotros y fue el inspirador del movimiento que Chávez ha encarnado. En todos los pueblos de América Latina, se grita con entusiasmo ¡alerta que camina la espada de Bolívar!

¿Chávez ha hecho algo? La respuesta es obvia. Tanto como para decirlo en una frase pronunciada por Aristóbulo Isturiz, el día de su toma de posesión como gobernador del Estado Anzoátegui, que me impacto y llegó muy hondo, “Chávez nos devolvió la patria.”

La izquierda latinoamericana, la nuestra la pongo en primer término, había en gran medida, tirado la toalla. Mucha gente, entre ella connotada dirigencia que uno se abstiene de nombrar para no espantar “los rebullones” de Juan Primito, había entrado en conciliación con la derecha reformista, la socialdemocracia alcahueta del imperialismo y las clases dominantes. Se convirtió en muchacha de buena conducta para que le invitasen a eso que la voz de Luis Mariano Rivera llamó “los regios salones”. La correlación de fuerzas y la subsistencia, se convirtieron en escudos.

Por ese cambio de conducta, nuestra gente empezó a participar en los bailes, fiestas, celebraciones, saraos y hasta “coronaciones”. De pronto, aparecieron al frente de importantes cargos en la representación parlamentaria y hasta puestos del gabinete ejecutivo. ¡El socialismo ha muerto! La derrota en los frentes guerrilleros, la que cada quien puede calificar como le guste, hasta de triunfo, pero sin olvidar que el escenario fue inmenso, la caída del muro de Berlín, el desprestigio del régimen soviético y su posterior hundimiento, como los restantes de la Europa del Este, le dieron base a la idea que habíamos llegado “al fin de la historia”, lucha de clases y al olvido de las ideas de Marx.

Antes de eso, en 1973, allá en Santiago de Chile, aplastaron el hermoso ensayo del pueblo sureño y Salvador Allende Gossen. Aunque es bueno recordar como don “Chicho”, en su último discurso, despedida, predijo que llegaría el día “cuando de nuevo se abran las grandes alamedas.”

De pronto, cuando nadie lo esperaba, hasta gobernantes generalmente bien informados y obligados a esperar algo de aquello, detrás del caracazo, poco tiempo después, se nos vino un movimiento militar, integrado por jóvenes que aun siendo derrotados, en su primera escaramuza, tuvieron un jefe que dijo al pueblo, es sólo “por ahora”.

Se enfrentó al imperialismo, a los grandes consorcios del negocio petrolero y les arrancó de las manos los mecanismos mediante los cuales nos robaban lo nuestro.

Borró la mafia venezolana que servía a aquellos para estafarnos y dio inicio a una forma nueva y generosa de distribuir la renta. El petróleo es del pueblo, no de las petroleras extranjeras y sus cipayos nacionales. Vinieron las misiones, entre ellas lo que aspira en poco tiempo dotar a cada familia de una vivienda digna.

Le dio valor y sentido en la mente y espíritu nacional al himno, el escudo, valores culturales y a nuestros héroes. Nos dotó de un proyecto político para independizarnos e hizo que la mayoría de los venezolanos lo hiciesen suyo. Miró hacia los pueblos de nuestra América, incluyendo a vecinos, hermanos del Caribe a quienes habíamos ignorado y contribuyó a poner en movimiento la tarea de la unidad del continente nuestro, el indígena, mestizo y afrodescendiente. E hizo muchas cosas más que el pueblo conoce y la derecha también, aunque las odie y trate de borrarlas. Como atreverse a hablar desde el gobierno del socialismo como meta posible y lograr que millones de seres a lo largo de nuestra inmensa geografía, desde el norte de México a la Patagonia, comenzasen a corear su propuesta. El socialismo no ha muerto, viva el socialismo. Proeza, en esa magnitud, que nadie en este continente había logrado. Llenó de pueblo la propuesta socialista.

Habiendo transcurrido así la historia, ¿cómo imaginar que Chávez pueda irse?
Allí está un pueblo consciente de todo y los compañeros, hermanos, amigos de Chávez, empezando por Nicolás y Diosdado y una multitud que lleva sus banderas, sus consignas y sus enseñanzas a cuestas y dispuesta a todo para defenderlas. ¡Ahora es cuándo hay Chávez pa´ rato!

En el resto de América, también prendió la semilla y llegará el día que esas alamedas de las que habló Allende, se abran amplias, hermosas y en grandes cantidades.

¿De qué ríes canalla? Por encima de tu cinismo, Chávez se sobrepondrá a sus males y volverá. Además, ya es inmortal.

damas.eligio@gmail.com


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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