Uno de los ejemplares más tristes de esa inteligentsia rumiante que se ha plegado dócilmente a los dictados del poder económico en Venezuela es Pedro León Zapata. No han sido pocos los pensadores que han decidido en los últimos años dejar de pensar y empezar a cobrar. En el caso de Zapata se ha apagado una de las voces más lúcidas de otros tiempos, aquel Zapata ha muerto en vida, y esa es la peor manera de morir. Dejemos que la magnitud de la pérdida la establezca su propia palabra, tomando un extracto de una entrevista con Richard Izarra, aparecida en "Ultimas Noticias" el 16 de mayo de 1971:
P: Hermann Hesse, Premio Nobel de Literatura, dice en un libro: "el humorismo es siempre un poco burgués, aún cuando el verdadero burgués es incapaz de comprenderlo". ¿Qué opina usted, señor Zapata, de esto?
R: Al señor Hermann Hesse con este aserto, se le nota mucho el Premio Nobel por debajo de la piel de oveja esteparia con pretende disfrazarlo. Sin embargo no tengo ningún reparo en aceptar su afirmación. Y si hubiera calificado de proletario al humorismo también me hubiese parecido admisible. Lo que si considero inaceptable es identificar al humorismo con la clase media. Clase media aquí quiere decir una filosofía, un pensamiento, radicalmente opuesto a todo lo que el humorismo significa, si es que el humorismo significa algo. Aclarado esto, puede agregarse que tanto en la llamada burguesía como en el llamado proletariado pueden existir formidables exponentes de la clase media del intelecto. La clase media es naturalmente enemiga del humorismo, con lo cual no hace más que lo correcto, puesto que el humorismo jamás aceptará con ella ningún pacto" (1).
Ante la pregunta de como definiría al humorista, Zapata dice lo siguiente:
"Las víctimas preferidas del humorista son los mediocres, los oportunistas, los comerciantes, los politiqueros, los explotadores, los funcionarios, los traidores, en fin: todos aquellos que en nuestra sociedad tienen más chance de Triunfar En La Vida..."
La dolorosa degradación moral que lo ha convertido en el triste personaje que disfruta echando chistecitos y hablando banalidades con Orlando Urdaneta no deja de sorprender. Pasar de tener como colega a Aníbal Nazoa a engrosar las filas de los Miguel Angel Landa de este país. Precisamente con Orlando Urdaneta, animador en las fiestas fascistas, Zapata hizo algunas payasadas en una cuña televisada, coronada con la frase "Corp Banca, la Banca Inteligente". De humorista a payaso en ese circo infernal de la publicidad, Zapata canjeó el respeto y la admiración de los humildes por la adulación de los poderosos y la vocería de aquella clase media que se reúne en Altamira, de la sociedad sambil.
En una de sus caricaturas un barbudo Marx dice "¿Revolución sin inteligencia? Yo te aviso". La inteligencia está en Corp Banca, por supuesto. Que el zapateado sea Marx sólo revela la nostalgia de Pedro León por la persona que dejó de ser.
Yo creo que haberse convertido en ídolo de los sifrinos debe un ser castigo tremendo. Cuando Zapata cita al gran Aquiles Nazoa para dirigirse a una multitud en Altamira, diciendo que dicha concentración es una muestra de "los poderes creadores del pueblo", queda lapidado en la paradoja. Aquella concentración de la clase media caraqueña tenía el propósito de exigir con un ridículo "Vete Ya" la salida de un gobierno cuyas políticas progresistas lo han enfrentado al poder económico y a las mafias sindicaleras. Aquiles siempre fue amigo de las causas justas, saludó la revolución cubana, fue solidario con la guerrilla venezolana, puso su poesía "al lado de los picos y las palas" (2). En Altamira Aquiles seguramente habría visto los poderes destructivos de la televisión comercial.
Estos desgarradores intentos por conciliar pasado y presente son más bien esporádicos en un Zapata cada vez resignado. Para él la contradicción irresoluble consiste en que la triste celebridad reciente de que goza tiene su razón de ser en el gobierno al que ataca, y de concretarse su derrocamiento por parte de las derechas, se terminaría la luna de miel con una clase social signada por la ingratitud.
Simón Rodríguez Porras
1. Entrevista publicada en el libro de Aquiles Nazoa,"Los Humoristas de Caracas", tomo II, Monte Avila Editores.
2. Del poema de Aquiles Nazoa "El Poeta de su hora", "Poemas Populares", Monte Avila Editores.