Camaradas y amigos del mundo, les extrañará mi mutismo decembrino, pero la situación política y emocional por la que está atravesando mi pueblo, así lo ha impuesto. Ya todos están al tanto de la situación de salud por la que atraviesa nuestro comandante en jefe, líder indiscutible creador y propulsor de la revolución bolivariana. El escenario comunicacional prefabricado por las grandes trasnacionales mediáticas ha estado dominado por este episodio, casi siempre con la canallesca necrofilia mental, perversa y sanguinaria, que los caracteriza. Es innegable el centimetraje que a nivel planetario ha ocupado esta información. Y es que no puede ser de otra manera, toda vez que Chávez se ha convertido en un referente para la lucha por la justicia social en todos los contextos donde ésta se añore y desarrolle. CHÁVEZ SOMOS TODOS, ha sido la consigna que recorre el mundo, y no hablamos del Chávez hombre, hablamos del estadista, del revolucionario, del humanista, del visionario, del estratega, del pedagogo, del comunicador, sencillamente del FENÓMENO CHÁVEZ, de su proyecto país, del impacto social que éste implica para una población invisibilizada, excluida y vulnerada por los grandes intereses imperiales que han privado en nuestra Venezuela , como en otras latitudes del mundo. El proyecto Bolivariano se ha convertido, en el mejor sentido del término, en un PRODUCTO DE EXPORTACIÓN; es hoy por hoy sujeto y objeto de debates en diferentes escenarios extra territoriales a Venezuela. Muchas son las instituciones del mundo de corte academicista que estudian desde la visión política, sociológica y hasta psicológica lo que gestamos aquí en la tierra de Bolívar. El comandante Chávez se ha convertido en un referente de las luchas continentales y mundiales por la redención de los pueblos; con su discurso y accionar ha logrado sobrepasar los límites del lenguaje, de la religión, de las visiones políticas planetarias, y pudiendo o no estar de acuerdo con la visión país, o más que eso, del nuevo orden económico internacional de nuestro Chávez, la mezquindad de sus detractores llega al límite de lo irracional, hasta el punto de no reconocer en él un líder internacional de talla histórica, con su propio estilo, con su propia diplomacia, con esa mágica y extrovertida personalidad que lo caracteriza y que ha encantado y cautivado a muchos líderes del mundo.
Hemos sido testigos de excepción de una etapa histórica impensable, inimaginable, cuando siquiera soñamos ver reconocido en un gigante de la talla de Hugo Chávez, ese espíritu libertario, corajudo y emancipador de nuestra amada Venezuela. No pasó por nuestras mentes ver en escenarios extra continentales la imagen de nuestro líder, ver fotos de nuestro Chávez en China, Palestina, Pakistán, Siria, Irán, España, Grecia, Ecuador, Colombia, Bolivia y hasta en Estados Unidos. Lo más inaudito es que en muchos de estos países claman por un Chávez que los ayude a mitigar su inmensa deuda social, sumidos como están en una verdadera crisis de orden económico y social sin precedentes.
Desde esa perspectiva de líder mundial, hoy indiscutible, es por lo que la actual situación de nuestro Presidente deja de ser doméstica, puertas adentro de nuestra Patria. Muchas son las manifestaciones de solidaridad irrestricta de diferentes colectivos y líderes a nivel mundial, en el entendido de que Chávez es del mundo, de ese mundo que clama por un sistema de Justicia Social que contribuya a dignificar y potenciar al ser humano como eje central de la acción de una nueva conducta civilizatoria, más humana, más consciente.
Chávez somos todos, todos los que luchamos por un mundo mejor, somos los vapuleados, los descamisados, los indignados, los marginados, los segregados, los estigmatizados; en fin, ¡Chávez es el mundo que clama por que sea más humana la humanidad!
¡Que viva Chávez carajo, orgullo patrio de Venezuela para el mundo!
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