Algo preocupado por esa ojeriza que hallo inexplicable de algunos apreciados camaradas contra el maestro Abreu, Dudamel y el Sistema, veo de repente en Contrastes, del canal de todos los venezolanos y no es un lugar común, ¡lo ven todos los venezolanos!, una coral compuesta en su mayoría por compatriotas algo mayorcitos y mayorcitas con sus excepciones, claro está, y vestidos a la típica usanza por cierto del maestro Abreu, pero con una calidad interpretativa que me dejó, coño, mucho más loco de lo que me dicen que soy. Porque yo en realidad no me considero loco, pero pudiera ser esto, el primer síntoma…
¡Viiirgaaa! y permítanme expresarme con esta eufemística unidad fonológica utilizada por una de mis nietas cuando presa de algún asombro así mismo se expresa para mantener la debida compostura ante su mesurado abuelo.
¡Qué calidad musical! ¡Qué gracia al cantar! ¡Qué sandunga! Y también: ¡Qué gobernabilidad a través de esos ritmos, coño!
¡Viirrgaaa! otra vez, y sabrán amablemente disculparme.
Pero como nada es completo, aplacada la emoción que dejara en mi ánimo su expresión estético-musical, no dejé de volver a un temita que me preocupó, y que ha tendido a la auto guarimba, cuando algunos de ellos dijeran que tenían hasta más de los años que lleva la Revolución, trabajando en Miraflores. Ipso facto comenzó a “jederme” a adeco, a copeyano, a masista, y puede que hasta comunista, ¡y hasta a mí mismo pudo haberme “jedido”, por alguna o muchas veleidades que haya podido tener a los largo de mi triste vida! Y el moreno alto y calvo, que desertando a ratos de la última fila, hacía el solo y bailaba tan sabroso en la “Chinita”, llegó a parecérseme a Carlos Andrés Pérez en los tiempos que brincaba charcos y sandungueaba de lo lindo en ese palacio de Misia Jacinta.. ¡Qué horror, dios mío!
Y lo que lamento es que si no hubiese sido, por ese nada insignificante detalle, este artículo hubiera sido más bien de puras y respetuosas loas.
¡Ah malhaya! Y por eso maldigo mis prejuicios.
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