Se ha dialogado sobre la existencia de alquimistas resurrectos, como por ejemplo del conde de Saint-Germain, a quien Giovanni Papini dice haber conocido personalmente a bordo de una embarcación que viajaba por el océano Indico rumbo a la India, un día de febrero de 1939.
En dicho inesperada reunión, Papini (sospechando incluso resultar indiscreto) le preguntaría al Conde acerca de cuáles eran sus impresiones sobre la inmortalidad, a lo que le respondiera que sobre él, por ejemplo, se había tejido la leyenda de que había conocido a Pilatos y que además había asistido a la Crucifixión; tildando todo de grosera mentira, debido a que él nunca había alardeado de cosas que no fueran verdad durante sus 500 años de vida; durante los que, por supuesto, si había tenido la oportunidad de conocer personalmente a Cristóbal Colón... Pero que después de un par de siglos de vida, un tedio incurable le sobrevendría, dado que el mundo era aburrido; que los hombres [y mujeres] no enseñaban nada, y que, por supuesto, cada generación caía en los mismos errores (y hasta horrores), bien que los acontecimientos no se repitieran, pero sí que se parecieran, y mucho. Terminando por confesarle -cuando solo los escuchaba el mar Rojo- que su inmortalidad le estaba causando un burdo fastidio debido a que la tierra no tenía secretos para él y que, ya hablando de confianza, nada de ella tenía en sus semejantes. Cerrando con estas lapidarias palabras de Hamlet que, según había oído por primera vez en Londres, en 1594: "El hombre no me causa ningún placer, no, y la mujer, mucho menos"…
Y Leyendo dos artículos del profesor e historiador Humberto Trompiz Vallés, sobre el antichavismo izquierdista, me doy cuenta que la mentira es un patrimonio común, y muy bien defendido, tanto por derechistas, como por izquierdistas connotados, y vaya cuánto. (Aun cuando no tenga la certeza de que todos los derechistas se crean connotados; pero que, en cuanto a los izquierdistas, pareciera duro tener que abrigar alguna duda, pudiéndole agregar, incluso al adjetivo connotado la inmortalidad, aunque semánticamente, no le perteneciera).
Dichos dos artículos hacen referencia a dos afines dirigentes de la más extrema izquierda tradicional venezolana: Domingo Alberto Rangel y Simón Sáez Mérida (y señora).
En cuanto a Domingo Alberto Rangel –habiendo alertado preliminarmente el articulista, sobre el inaplazable quehacer de no seguir aplazando la historiografía contemporánea en Venezuela sobre la "llamada izquierda criolla", debido a su importancia política en el presente, así como sus aportes al desarrollo de la ciencia social nativa y sus deudas con el suceder político de Venezuela en los últimos 80 años- parte diciendo que el desempeño del mencionado actor estuvo signado por "grandes fracasos y equivocaciones políticas en momentos cumbres de la lucha [política] nacional", donde puso, a propósito no pocos ejemplos, que a su juicio constituyen "grandes desmadres de la izquierda"; y que, con semejantes credenciales llegara a adherirse a Chávez, incluso alcanzando "vara alta" con él, por lo que supone que no sería irrazonable opinar que sus "lastres ideopolíticos" hubieran tenido que ver (sin saberse cuánto) con la derrota electoral del 6D; lo que no deja de resultar, interesante, cuando menos.
Y en cuanto a Simón Záez Mérida, a quien define como "político engendrado en el útero adeísta", y fundador del MIR en 1960, dice que fue un beligerante que habría de sufrir "dos derrotas consecutivas y casi ligaditas". A saber: una el 23 de enero del 58, cuando su analfabetismo político le impidiera leer la coyuntura a la caída de Pérez Jiménez, por lo que terminaría resultando uno de los responsables de "haberle entregado" el poder a la burguesía, justo cuando las masas pedían otra cosa. Y que no habiéndose levantado del piso aún, embarcara entonces al MIR en aquel lance guerrillero, donde resultara vencido ternariamente por el "Napoléon de Guatire" y el Pentágono. Pero que además gozaba de una supina ignorancia sobre la economía política marxista, lo que le impidió deducir el tan popular asunto económico del país que le tocara conocer por propia experiencia, además de que en toda su vida de luchador nunca dejaría de ser un positivo adoleciente teórico.
Pero lo trascendente de todo esto, es la dislocada ristra de opiniones que estos "inmortales de la izquierda" profirieran contra Chávez, y que, en el caso de Sáez Mérida, incluye a su esposa. Se podrían leer aquí:
http://www.aporrea.org/actualidad/a220971.html
http://www.aporrea.org/actualidad/a221213.html
Ahora, la pregunta que se me ocurre es: ¿La izquierda antichavista nació solamente del "vientre adeista? Porque hay algunos que se pronuncian hoy, si no en forma totalmente expresa también tácita, en los términos mismos expresados por Domingo Alberto Rangel y Sáez Mérida (y señora). Incluidos -sea la verdad dicha- algunos connotados ex comunistas.
Y sobre todo resolví preguntarme esto, porque en su gracioso mensaje en la Asamblea, de pie a la izquierda del presidente Maduro, observara que Ramos Allup se diera prácticamente por ofendido de que lo consideraran neoliberal, negación que incluso afirmó que consta en obra escrita suya, que por cierto dizque consultan autores ultraizquierdistas.
Pero en síntesis, lo más interesante sería saber, quién enseñaría a mentir a quién.