Si me preguntasen alguna vez con quien podía comparar a Chávez no vacilaría en responderle que a un Buen arador. Tan buen arador es que pudo salir dos meses de su país a tratarse su salud y al regresar encontró germinada su siembra.
En efecto, la revolución no se detuvo un instante. Su marcha, incluso, se ha acelerado hasta donde tenía que dirigirse: hacia el socialismo del siglo XXI. La prueba de ello es el ritmo cada vez más creciente y la tenacidad con que se aplican las políticas concebidas sociales para erradicar la pobreza y lograr la igualdad social. Precisamente, la forma en que galopan las misiones muestra la profundidad de la revolución bolivariana.
De allí que para este año se multiplica la construcción de las ciudades socialistas, para que los sin techos de toda Venezuela a diario sean dignificados con la entrega de viviendas adecuadas.
Nuestros/as niños y niñas de escuela siguen recibiendo las computadoras “canaimas”. A nuestros/as abuelos no se les desampara por que la Misión de Amor Mayor está pendiente de ellos.
Nuestros/as comuneros no han bajado la guardia, son incansables, luchan sin cesar para construir el poder y el Estado Comunal.
Por su parte La Misión Alimentación, se ejecuta con firmeza para garantizarle la alimentación adecuada a nuestros compatriotas de bajos recursos. La eficacia de Barrio Adentro ha permitido superar la crisis hospitalaria arrastrada desde la cuarta república.
Los pueblos indígenas aferrados a la constitución Bolivariana y a la misión Guaicaipuro defienden con fiereza sus espacios ancestralmente ocupados.
Gracias a la misión Madres del Barrio cientos de mujeres salen de pobreza.
El feminismo socialista abonado por el comandante ha permitido que nuestras mujeres mantengan una lucha sin cuartel contra la sociedad patriarcal y capitalista que aun gobierna nuestras relaciones sociales.
La CELAC, ese organismo de unidad continental sembrado por Chávez está más vigoroso que nunca.
En fin la política revolucionaria, encomendada por el presidente Chávez, continúa delante de la carreta, se ha mantenido firme. Y por ello que el resultado es una siembra que promete cosecha en un futuro cercano.
Por tanto si el país está en marcha, el Presidente Chávez puede seguir dándose su merecido reposo, porque el ya ha cumplido con el país, ha hecho lo que tenía que hacer, sembrar la semilla de la revolución en Venezuela y el continente.
Seguro estamos que nuestro labrador vendrá a acompañarnos en la recolección de la siembra, porque estamos confiados en su pronta recuperación. Hasta la victoria. Triunfaremos y viviremos.
¡Que viva Chávez!
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