El venidero 14 de abril Nicolás Maduro será electo presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Le ha tocado heredar el testigo que le entregó Hugo Chávez. Podemos afirmar sencillamente, que Nicolás será Presidente porque es el elegido por Chávez para continuar su obra.
Es bueno recordar que Nicolás pasó casi la mitad de su vida junto al Comandante. En cierta forma, Chávez hizo a Nicolás. Desde tiempos de la cárcel de Yare, le encomendó tareas modestas, aunque riesgosas. Sirvió de enlace con el movimiento sindical clasista, mensajero clandestino, organizador de eventos políticos, guardaespaldas del Comandante, cuadro de la conspiración revolucionaria.
Cumplió Nicolás esas misiones elementales con tanta lealtad y compromiso como luego asumió las más complejas y sofisticadas como constituyente, parlamentario, presidente de la Asamblea Nacional, y Canciller de la república durante los seis años más exitosos de nuestra política exterior.
Ese 8 de diciembre doloroso e inolvidable, el Comandante Eterno delegó en Nicolás la continuación del liderazgo nacional e internacional que ha despertado la Revolución Bolivariana. Chávez reconoce así la sencillez y entrega de un cuadro revolucionario forjado en toda una vida de lucha, a la vez que envía un mensaje de gran contenido ideológico.
Nicolás Maduro encarna aquella vieja consigna acuñada por el nuevo sindicalismo que fundó Alfredo Maneiro: “Los trabajadores queremos gobernar”.
Es la tesis socialista ancestral, que la clase trabajadora está llamada a ser vanguardia de la nueva sociedad, en tanto, es la única clase dispuesta a construir la igualdad.
Nicolás es un militante socialista raigal, no se trata de un advenedizo o un tránsfuga busca cargos. La derecha no debe incurrir en el error garrafal de subestimar la capacidad de un obrero convertido en cuadro revolucionario; sería como desconocer la posibilidad de sacar filo en el acero.
El cuadro revolucionario se forma, en primer lugar, en valores, y esa es su mayor fortaleza. Pero su compromiso lo obliga a ser estudioso de su realidad y asirse de las teorías y ciencias necesarias para interpretarla y, sobre todo, transformarla.
Chávez además se encargó de dotarnos de dos armas poderosísimas: un partido organizado con ideología y programa, y un movimiento popular cohesionado en torno al liderazgo colectivo que tanto nos costó amalgamar. Es el chavismo señores, el mayor legado de Chávez.
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
Yldefonso Finol
El Socialismo es Vida.
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.
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