Mantengo la tesis de que “el socialismo se gana o se pierde en la cabeza de los pueblos”, así entiendo la conquista del socialismo del siglo XXI.
Creo interpretar en esa frase la cualidad en la que insistió mil veces el comandante inmortal Hugo Chávez Frías, desde el juramento en el Samán de Güere. Simbolizado en el “Árbol de las tres raíces”, Chávez insistió en la revolución cultural, revolución de los valores, en la revolución política y económica.
Chávez insistía en la necesidad de profundizar en el pensamiento de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Cuando abraza pública y definitivamente las banderas del socialismo, el líder de la Revolución Bolivariana afirma que este tiene su identidad en las raíces históricas de nuestros pueblos.
Nuestro socialismo nace y se proyecta con tarjeta de identidad, principios y valores recogidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Chávez insistió siempre en la educación y el trabajo como el motor de las sociedades, y en los postulados que constituyen su imaginario: la patria, independencia, soberanía, libertad, unidad e integración de Nuestra América, la máxima felicidad posible, tierra y hombres libres; defensa, cuidado y bienestar a los campesinos y sectores populares.
Chávez, el comandante inmortal, estudió, se formó y nos dejó un legado de sueños, pensamientos y acciones. Hugo Chávez se ha transformado en el “Árbol de las tres raíces”, en un símbolo vivo de esta Revolución; su pensamiento es legado para nuestras futuras generaciones.
Debemos crear una organización que acopie, estudie y reproduzca toda la producción intelectual del líder Hugo Chávez Frías.
Nota: artículo publicado en el Correo del Orinoco No 1268 del viernes 22 de marzo 2013 con el título:"Chávez el Arbol"
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