Esa tarde de marzo el ambiente en el estadio Luis Aparicio era más místico que político, propio de un evento religioso. Todos estaban a la espera de Nicolás Maduro Moros, el caraqueño nacido el 23 de noviembre de 1962, que se considera hijo de Hugo Chávez, a quien él ungió como su sucesor el pasado 8 de diciembre, con estas palabras: “Con mi convicción plena, como la luna llena”. Es elegido para que mantenga el rumbo del proyecto bolivariano hacia puertos de triunfo.
Cerca de las cinco de la tarde, ya estaba lleno el estadio, repleto de entusiastas militantes que tapizaban de rojo el cuadro interior del terreno de pelota, las gradas de tercera hasta la primera base, y buena parte de los jardines. Unos 16.000 compatriotas estaban ahí, portando banderas, entonando cánticos y consignas.
El candidato del chavismo llegó a tierra zuliana en horas de la mañana de ese día viernes, para juramentar una nueva promoción de médicos comunitarios integrales. En la tarde inauguró las líneas de autobuses de enlace con el Metro de Maracaibo, allí manejó una unidad, encabezó la alegre caravana, para luego ir al gran cierre de su gira zuliana en el estadio Luis Aparicio el grande.
Nicolás llegó acompañado de su esposa Cilia Flores, destacada profesional del derecho, mujer de excelente ejecutoria profesional en los años 80 y 90, antes de estar en funciones de gobierno. Junto a ellos estaba el gobernador Francisco Javier Arias Cárdenas, su esposa Margarita Padrón y sus hijos, además de su equipo de gobierno. Comenzó la presentación Winston Vallenilla, colega animador que conocí en los años que trabajé en las tarimas de la Feria de la Chinita. Él solía animar junto a Camila Canabal, en el bulevar Rafael Urdaneta. Es una persona afable, cordial y con una gran energía para enfrentar al público.
Winston presentó al pelotero venezolano Antonio “Potro” Álvarez, quien cantó el tema de campaña de Maduro, un reggea grabado junto a Omar Acedo, Hany Kauam y Omar Enrique. Al amparo de los aplausos zulianos, dio su testimonio como jugador, relató las veces que salía a batear con nuestro equipo Águilas del Zulia y tenía que aguantar las pitas e insultos de los disociados en las tribunas, fanáticos con actitud fascista hacia él.
El psiquiatra Jorge Rodríguez coordinó todo el evento, el exitoso jefe de campaña del 7 de octubre 2012 con el Gran Polo Patriótico. Saludó a la militancia presente con palabras breves y emocionadas, con su puño izquierdo en ristre.
Subía el entusiasmo, cuando entró en escena Winston y presentó al gobernador Arias Cárdenas. Éste subió al pódium sereno, sobrio y con la firmeza que caracteriza su palabra. Aseguró que para el 14 de abril le daremos 1.200.000 votos zulianos a Maduro, para que sea el presidente de Venezuela y cumpla a cabalidad el mandato del comandante Chávez.
Llegó el momento estelar, Nicolás se acercó al podium y comenzó su discurso recordando el triunfo de Arias sobre Pablo Pérez, relató cómo por tercera vez, era electo el comandante Pancho para gobernar el Zulia, derrotando por partida triple a las huestes adecas. Luego parodió al candidato de la MUD, “El Capri”, quien le pide; “no nombres tanto a Chávez, vale..” Y en cambio él, en cada arenga suya, nombra hasta 20 veces a Nicolás, “es casi un delirio, una obsesión” agregó Maduro.
Anocheciendo subió un adolescente de 14 años al escenario, tomó el micrófono y le dijo a Maduro: “Siempre quise conocer al presidente Chávez y no pude lograrlo. Pero hoy la vida me da la oportunidad de conocerlo a usted. Yo lo declaro en nombre de Cristo; nuestro presidente”. Luego se abrazaron en el centro del escenario.
En medio de la euforia, Nicolás anunció la entrega al gobernador del Zulia de 58 millones de bolívares fuertes para el rescate de los hospitales de la región. Llegaban los aplausos como una marejada al escenario de dos niveles, donde estaban todos los alcaldes bolivarianos, los diputados y dirigentes regionales del PSUV. Los periodistas serpenteaban por todos lados, mientras el ministro Ernesto Villegas Poljak observaba y coordinaba atento.
Estoy convencido de que Maduro es un hombre inteligente, lo demostró siendo presidente de la Asamblea Nacional, Canciller de la República, él consolidó el proyecto del ALBA, en el ingreso de Venezuela a Mercosur. Propició junto al presidente Hugo Chávez la CELAC y UNASUR resultando electo Secretario General de ese organismo. Siguió la línea de buenas relaciones con los miembros de la OPEP, protegiendo el precio del barril petrolero. Es muy apreciado en la comunidad de países árabes.
Maduro Moros es un hombre elocuente, de buen humor y no deja un intersticio de su praxis donde no esté la impronta de Chávez, representa su continuidad, con acentúada lealtad y devoción a su maestro político. Creo que va a estar en el grupo de presidentes que no vienen de la clase oligárquica, ni de las cofradías de burócratas, ni las élites académicas. Por primera vez, Venezuela tendrá un presidente que viene de la clase trabajadora.
Además, siempre ha sido un militante de la izquierda, sin ambigüedades, conoció al comandante Chávez Frías durante los actos de solidaridad con los militares presos en la cárcel de Yare, debido a la insurrección del 4-F de 1992. Junto a su esposa Cilia, coadyuvaron para lograr el indulto en 1994 y cimentaron una gran amistad con el líder militar barinés, que cuatro años después, en diciembre de 1998 ganó las elecciones y fue presidente invicto durante 13 años.
Según las sabios chinos, Nicolás pertenece al signo tigre, de apasionados luchadores, así lo determina su año de nacimiento, 1962. Fue seguidor del gurú espiritual Sathya Sai Baba, un místico del sur de la India, que nació el 23 de noviembre, el mismo día que él, en el año 1926, también signado por el mitológico tigre oriental. Junto a su esposa lo visitó en su provincia natal Andhra Pradesh en el año 2005.
De joven, Maduro fue pelotero, guitarrista de una banda de rock, chofer del metrobús, tuvo el honor de ser personal de seguridad del entonces candidato Hugo Chávez en los años 90. Exitoso sindicalista, diputado de la nación y nuestro representante ante la comunidad de naciones, con una destacada gestión, reconocida por presidentes, prelados y dignatarios.
Tiene un alto sentido de familia, conformó un hogar junto a Cilia Flores, mujer inteligente, recia llanera de Tinaquillo, estado Cojedes, abogada egresada de la Universidad Santa María, especializada en derecho penal y laboral. Los Maduro-Flores viven rodeados de sus hijos y nietos y con un ideal común: La patria bolivariana.
“Nico” como le decían en sus años de guitarrista, es un caraqueño raigal, nació en la parroquia El Valle, es un hombre de a pie, pero con elevados ideales de igualdad y solidaridad. Militó en la Liga Socialista, partido de línea leninista-maoísta fundado en 1969, tras una división del MIR. Allí estuvo junto a David Nieves, Fernando Soto Rojas y Alí Primera. Después fue miembro fundacional del MBR-200, génesis de la revolución cívico-militar, movimiento que devino en el MVR y finalmente en el PSUV.
Recuerdo la ceremonia de juramentación como presidente de Luis Ignacio da Silva “Lula” en el año 2003, él que fue obrero soldador dijo: “Mi madre siempre me decía Lula estudia, y yo no logré nunca un título universitario. Pero hoy, el pueblo de Brasil, me ha dado el título más importante, el de presidente de esta nación”.
El próximo 14 de abril, en Venezuela veremos repetirse esa historia. Un luchador social de cincuenta años de edad, hombre que viene de la clase obrera y sindical, será quien recibirá el mandato del pueblo, convirtiéndose en el presidente número 43 de nuestra nación. Será un homenaje a la memoria de Hugo Chávez, un acto de lealtad con su propuesta histórica y el nacimiento de un nuevo líder popular; Nicolás. Él recibirá el apoyo de los trabajadores venezolanos, de las familias humildes y de la comunidad internacional, que bien lo conoce.
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