Leí la carta del politólogo Nicmer Evans y he leído algunas de las respuestas –críticas- que se le han hecho. Para decirlo en términos muy coloquiales, la coñaza que ha recibido hasta ahora el camarada y politólogo Nicmer Evans es de pronóstico reservado y pienso, que aquí no funcionará toma y baño de agua de hoja mango. Estas tomas de infusiones y de baños con hoja de mata de mango hervida no mejoraran los moretones que el artículo produjo en la humanidad de Nicmer Evans.
Ante tremenda “coñaza”, cualquiera que intente ahora salir a defender a Nicmer Evans, tendrá un tratamiento parecido. Leyendo la carta y las críticas, simplemente alcanzo a preguntarme: ¿Qué tan mal crítico fue el politólogo Evans? ¿Qué tan buenos críticos han sido los que propinaron tremenda coñaza a este camarada? ¿Hubo alguna verdad en Evans? ¿En la crítica al artículo de Evans, se reconoce algún punto ligeramente positivo? ¿Los críticos de Evans siempre han sido críticos o en otras ocasiones, han omitido la responsabilidad de ser críticos? ¿Se critica a Evans o la opción de ejercer la crítica?
No me es fácil meterme en este asunto. Parto del supuesto, que en Aporrea hay un ejercicio permanente a la crítica, pero reconociendo que mucha de esa crítica es muy aguda, creo que no todos tienen la posibilidad de ser Nicmer Evans. En Aporrea he leído textos muy críticos, pero son venezolanos y venezolanas que tienen únicamente la oportunidad de Aporrea.
Creo que fue muy apresurado el politólogo Nicmer al tratar de colocar al Camarada Nicolás Maduro en medio de esta pelea con los artistas. Nicmer pudo haber evitado la referencia a Maduro que se observa como el punto central de su análisis, pero entiendo, que una parte de las situaciones que mencionó esperan por una severa autocrítica nuestra. Es un gran desperdicio “pelarnos” por Wiston Vallenilla o justificar esta pelea, recordándonos como Chávez fue capaz de reenganchar Arias Cárdenas.
Como yo no soy un producto del artículo de Nicmer Evans y tengo derecho a tener mi corazón, no dejo de leer la coñaza que le propinaron al politólogo Evans, teniendo otras situaciones en mi memoria. No me parece prudente ahora “pelearnos” por Wiston Vallenilla u otro camarada que se incorpora a la lucha, sin dejar de pensar por ejemplo en Müller Rojas y Luis Tascón. No dejo de pensar ahora, cómo nuestros críticos pasaron “agachaó” por ese especie de “despido injustificado” que les dimos a estos dos camaradas. A Müller y a Luis Tascón, le dimos la carta de despido para que fueran a morirse prácticamente solos. No nos “pealamos” por esa situación. No fuimos capaces de una crítica sobre estos “despidos injustificados”, mientras hoy somos capaces de sacar el arma de la autocrítica para justificar una pelea por ciudadanas y ciudadanos que tienen todo el derecho a compartir unos ideales con el proyecto bolivariano.
Nicmer Evans efectivamente no debió meterse con los artistas. No es punto que pone en cuestionamiento el proyecto, porque Chávez lo dijo muy claramente: Lo que quieran patria venga conmigo. Supongo que Wiston Vallenilla, tiene en su cabeza la misma patria que quiero yo, tal vez un poquito más enredada en la farándula pero las proximidades entre mi idea y las de los artistas, queda para el proceso de decantación que naturalmente tiene el proceso. No me apresuro a calificar a estas alianzas, aunque alguien o muchos de la militancia tengan sus reservas.
Lo neurálgico ahora para el proyecto es Nicolás Maduro y el triunfo el 14 de abril. No digo que esta condición de colocar a Nicolás Maduro como lo neurálgico sea muy extensiva en el tiempo. Después del 14 de abril, Maduro será un pieza importante en el proyecto, pero otras circunstancias ocuparan –o deberían ocupar-la condición de puntos neurálgicos y ahí, si caben o tienen sentido algunos de los señalamientos de Nicmer Evans y deberíamos observar ahora, como algunos de los críticos de Evans pasaron “agachaos” frente a situaciones que merecen nuestra atención. Queda pendiente una severa crítica a la manera tan deportiva como se ha venido asumiendo (y engavetado) las cincos líneas estratégicas y los documentos fundacionales del PSUV. Queda también pendiente un balance crítico al Proyecto Nacional Simón Bolívar, porque no es muy efectivo aplicarle al PNSB una de borrón y cuenta nueva frente al Programa de la Patria. Este programa no puede constituirse en otro documento más para dejar intacta a la Venezuela rentista y mantener en embrión al “Estado Comunal” que no acaba de nacer.
No permitamos, siendo oportunamente crítico, dejar que Programa Patria muera frente a la aplicación de otra devaluación, que es en definitiva, la política que tenemos frente a la Venezuela rentista. Queda pendiente un Nicolás más maduro para afrontar la crítica y no nos salga con aquella que le tiró a los intelectuales nuestros, que es justo reconocer, se observan muy apagado a lo no crítica.
En un ejercicio de una autentica crítica, me gustaría ver al brujo Néstor Francia en "como ustedes pueden ver", exorcizando situaciones nuestras. Me gustaría ver a nuestros medios más consustanciado con la crítica y autocrítica. Finalmente, me gustaría no vernos en una pelea por Wiston Vallenilla. Esa pelea no tiene más sentido, que una lucha por conquistar a esos millones de venezolanos humildes que piensan como un oligarca.
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@ClaudioElcuaco