¿Dejaría usted que su propia madre se muera de hambre?

Hace años que me he preguntado, ¿Qué es la diferencia entre una “buena” persona chavista y una “buena” persona de la oposición? Esto, por supuesto, implica que de veras existen “buenas” personas de lo oposición, y también implica que tiene que existir entre esas “buenas” personas, de ambos lados, alguna diferencia muy importante, porque si no fuera así, todos los “buenos” de la oposición hubieran ya votado por Chávez (y ahora Maduro), y nunca hubieron votado por Capriles Radonski porque él es evidentemente no una “buena persona.” También, creo yo, debe significar que existe alguna diferencia muy importante en terminos de qué es ser una “buena” persona, y creo que es allí donde se encuentra la clave.

No sé si mi observación en estos últimos días pudiese dar la respuesta a esta muy extraña pregunta, pero me di cuenta de algo muy sutil en varios comentarios dados por ambos lados durante esta campaña electoral. En una reunión/rueda de prensa hoy, dirigida por ex opositores, quienes anteriormente habían votado por Capriles Radonski, y donde declararon su intención de apoyar y votar por Nicolás Maduro, presentaron a una “activista social” que “siempre luchó por el bienestar de su familia.”

Este comentario me impresionó, porque hace unos días atrás unos opositores, en un discurso de calle, dijeron exactamente la misma cosa al presentar una “activista social” opositora de nuestro barrio aquí en Táchira, quien “siempre luchó por el bienestar de su familia.”

¿Ven por donde voy?

No he hecho la encuesta, pero estoy casi seguro que los resultados serian así, como lo siguiente, y les pido su ayuda para hacer sus propias encuestas y escribir sobre este tema. Yo, porque ando en silla de rueda y muletas, estoy, por el momento, un poco limitado.

Entonces, se me ocurrió de hacerles la misma pregunta a gente chavista, y a gente que uno pudiese considerar “buena gente” de la oposición: ¿Qué es más importante, el bienestar de su propia familia o el bienestar de todos? Me imaginó que la “buena gente” de la oposición todos responderían rapidito, con, “El bienestar de mi familia, por supuesto,” mientras que los chavistas se demorarían en responder, y dirían, “El bienestar de todos, porque somos todos.” Es decir, el “bueno” opositor se preocupa casi exclusivamente de su propia familia y sus propios intereses, y no se ocupa necesariamente de sus vecinos.

Por ejemplo, la única gente que me ayudó cuando tuve un accidente grave de la pierna, lo cual me dejó invalido durante muchos meses - los únicos que me vinieron a visitar, a traerme comida y medicina, fueron mis vecinos chavistas, el comando social de Vielma Mora, miembros del PSUV, y la casa de alimentación. Ninguno de los “buenos” vecinos opositores, quienes me conocen bien, ninguno, me trajo comida, y ninguno me preguntó si necesitaba algo. Ninguno de los muchos “buenos” evangélicos, quienes también me conocen bien, me trajo comida o medicina, y nunca me preguntaron si necesitaba algo. Sí, me preguntaron cómo me siento, y todos me dijeron que Dios me iba a curar. (En mi cabeza me preguntaba, “¿Y como Dios me va a salvar, si me estoy muriendo de hambre aquí en la cama, incapaz de moverme?” Pero eso es otro tema.)

De todas maneras, discutí esta teoría con un amigo chavista, y él está de acuerdo. Lo que los “buenos” opositores no entienden, es que para vivir en un mundo más humanista, donde uno no tendría que “proteger a su familia” de la maldad capitalista que nos entorna, hay que tratar a todos, a todos nuestros vecinos, a cualquier persona en cualquier lado, a cualquier extraño, callejero, malandro o drogadicto (pudiera ser su propio hermano), a cualquier anciano, como si todos fuéramos miembros de la misma familia, como si todos fueran su propio hermano, hermana, abuelo, abuelita, madre o padre, hijo o hija – porque si solamente somos “buenos” al proteger a nuestra propia familia, no estamos ayudando a cambiar a ese mismo sistema individualista que nos ha forzado durante décadas a solamente proteger a NUESTRA propia familia y a nuestros propios intereses.

¿Dejaría usted que su propia madre se muera de hambre?

oscarheck111@yahoo.com


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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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