Dos furibundos antichavistas, opositores al socialismo y al gobierno de Hugo Chávez, reconocieron que el 11 de abril de 2002 se ejecutó un plan diseñado para derrocar al presidente Hugo Chávez.
Me refiero al periodista Alfredo Meza y al sociólogo Tulio Hernández, quienes en un foro realizado en la Universidad Metropolitana (el día 12 de abril de 2013) llamado Otra mirada a los hechos del 11 de abril, dieron detalles de cómo los ¿dirigentes? “traidores” –como los llamó Tulio Hernández– engañaron a los que participaron en la marcha y los llevaron hacia Miraflores.
El periodista Alfredo Meza, quien escribió un libro sobre los sucesos de abril de 2002, expresa a viva voz, y ante las cámaras de televisión que un militar que estaba realmente involucrado en la conspiración le confesó que los muertos eran un requisito del plan para derrocar al presidente Hugo Chávez.
El periodista afirma que llevar la marcha a Miraflores era parte del plan golpista y se pregunta en voz alta: ¿Quiénes dispararon y de dónde salieron los primeros disparos? Y él mismo se responde: los primeros disparos los hacen opositores y se realizan sobre Puente Llaguno en donde caen dos chavistas asesinados.
La exposición del sociólogo Tulio Hernández es muy grave, reconoce públicamente que estuvo reunido la noche del 10 de abril con los autores intelectuales de los asesinatos –de chavistas y opositores– con la intención de derrocar al Gobierno, confiesa que sabía de la emboscada y calló.
Ambos opositores coinciden con las confesiones hechas por Otto Neustadl, corresponsal de la cadena CNN, en las que afirmaba que el 10 de abril militares golpistas tenían un pronunciamiento que hablaba de muertos.
Creo que la Fiscalía General de la República debería tomar nota de este foro. Se trata de crímenes de lesa humanidad.