Útilmente han aparecido dos artículos en Aporrea que llaman la atención. Uno es el de María Alejandra Fernández, “Hasta hoy fui opositora”, y el otro es el de Nelly Gómez , “Capriles, devuélveme mi voto”. Yo tengo la profunda sospecha de que los autores de estos artículos son ficticios y de que los mismos son parte de la compaña de desestabilización que estamos viviendo. Además, es posible que hayan sido escritos por la misma persona. Si pudiéramos reunir más artículos de este tipo, podríamos corroborar esta última hipótesis haciendo uso de la estilometría, una técnica de la lingüística forense que permite determinar la autoría de un texto. Pero ahora no tengo suficiente data ni tiempo para este tipo de análisis.
Valga por ahora sólo pensar en el efecto que estos textos producen en sus lectores. Por un lado el texto de María Alejandra Fernández, publicado 4 días antes de las elecciones, crea la falsa impresión de que la muerte de Chávez generó un cambio de actitud en algunos votantes de oposición. Es decir, le pintó al electorado socialista un escenario en el cual la victoria iba a ser fácil, porque hasta los escuálidos más acérrimos andaban llorando por Chávez y habían comprendido el proceso de transformación por el que pasa Venezuela. Ahora mismo podemos ver las evidencias de la falsedad de esta idea: cacerolazos, personas quemadas vivas, etc.
La carta de Nelly Gómez trata de producir un efecto parecido al sugerirnos, en medio del ataque, que la violencia impulsada por los líderes fascistas va a cambiar la percepción de la realidad que tienen muchos opositores al gobierno. Es decir, el escrito de Nelly Gómez nos sugiere que el proceso la tiene fácil porque los fascistas caerán por sus propios errores. Nada más alejado de la realidad.
En este momento, la gran mayoría opositora se niega a aceptar que sus líderes sean los responsables de las muertes que todos los que estamos de este lado percibimos. Ayer vi una pandilla de viejas escuálidas histéricas que llevaban en sus manos las fotos de la destrucción de material electoral de hace 3 y 6 años como prueba del fraude. Probablemente no se enterarán nunca del origen de esas fotos y creerán hasta sus últimos días que fueron objeto de un fraude electoral.
Ambos textos nos incitan a pensar que “vamos sobrados” y que “todo va a estar bien”. Mientras tanto, se lleva a cabo otro ataque, planeado hace meses y tal vez años. Lo que estamos viendo es el plan que se había preparado para el día que muriera Chávez. Para los escuálidos y sus financistas es “ahora o nunca”; así que vienen con todo y lo que hemos visto es solo el principio. No hay tiempo ahora para estar creyendo en güevonadas ni quedarse dormido mientras nos queman vivos.
En este sentido hay que darse cuenta de que Aporrea, a través de su formato abierto, ha sido utilizada en una campaña de manipulación masiva de la mente revolucionaria. La campaña ha sido tan exitosa que logró la perdida de más de medio millón de votos.
Este es un momento para la meditación y la duda sistemática de la información que recibimos. ¡Estamos bajo ataque! La influencia de Aporrea en el lector revolucionario ha sido identificada por los publicistas de la oposición y les está dando frutos la estrategia. Les pido a la directiva de Aporrea que haga un lectura crítica de los mensajes antes de publicarlos, que ponga atención a los efectos buscados por los textos y que trate de corroborar la identidad de los autores.
El autor es: lingüista y filólogo.
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