El presidente Chávez en una entrevista concedida a este mismo diario, respondía a los opositores quienes con respecto a su enfermedad, aseguraban que esta no le permitiría participar en la contienda electoral.
Al respecto decía: “Tengo razones médicas, científicas, humanas, amorosas, políticas, para mantenerme al frente del Gobierno y de la candidatura con más fuerza que antes”.
El Presidente cuenta que, cuando ocurrió el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, recordó la frase de León Trotski, según la cual “toda revolución necesita el látigo de la contrarrevolución para corregir el rumbo”.
El filósofo e historiador Vladimir Acosta tiene varios años diciendo, llamando la atención, en todos los escenarios en donde participa sobre un aspecto esencial de este proceso como son las elecciones.
“La oposición puede perder todas las elecciones, nosotros –los revolucionarios- no podemos darnos el lujo de perder ninguna, porque se perdería la revolución en Venezuela e impactaría negativamente a otros procesos en nuestra América y el mundo”, insiste Acosta.
Es incuestionable que la enfermedad y la muerte física de nuestro líder y presidente Hugo Chávez, impactaron y modificaron cualitativamente el contexto y escenarios de la revolución bolivariana.
Además, la revolución tiene años sometida a una guerra de cuarta generación que combina guerra de baja intensidad, económica, psicológica y mediática.
Coyuntura que nos llevó a las elecciones del 14 de abril y que la contrarrevolución y el fascismo aprovechó para darnos el “latigazo” más peligroso de estos 14 años.
El presidente Nicolás Maduro y la dirección colectiva de la revolución están obligados a dar un golpe de timón y de rumbo.
Nota: artículo publicado en el diario Correo del Orinoco No 1293 del sábado 20 de abril de 2013. Pág. 27
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