Hoy más que nuca los chavistas tenemos que ser más chavistas.
Redundo a propósito, me reafirmo en lo que soy.
Ser chavista es ser bolivariano, que es oponerse a todo imperio, luchar por la independencia de la patria, enfrentar las oligarquías y ser buenos ciudadanos.
Vivimos un mundo en guerra; el imperialismo no tolera insubordinaciones. Si un pueblo ejerce su autodeterminación, lo calumniarán y luego lo atacarán.
Si un gobierno trata de ser soberano, respondiendo a la voz de su pueblo, el imperialismo lo desacreditará con su poderosa maquinaria de guerra mediática, para justificar la desestabilización política y la intervención armada.
Una forma muy sofisticada de operación encubierta, desarrollada por la CIA y el Pentágono, es la guerra económica. El bloqueo, el desabastecimiento, los sabotajes, son parte de una campaña para derrocar gobiernos populares.
La derecha interna ha ganado mucho terreno, como resultado de la combinación fatal de sus poderes fácticos, incluido el apoyo externo, más los errores acumulados en el seno de la Revolución.
Hago un llamado urgente a la Dirección del PSUV y a los partidos y movimientos revolucionarios, a escuchar el clamor de la militancia chavista, del chavismo, que es el mayor legado del Comandante Eterno.
Seguir cerrados en cúpulas arrogantes que se creen poseedoras de la claridad, es un error suicida. Ya la historia nos demostró crudamente, que cuando fallaron todos los mecanismos estatales y partidistas ante arremetidas enemigas, fue el pueblo llano y sencillo el que marcó el camino de la victoria. Verbigracia Abril 2002.
Hay que crear el ambiente, las condiciones, para dar un debate serio sobre la situación política, analizando a fondo las causas y consecuencias de la realidad actual, y trazando las líneas de acción colectiva para sortear las embestidas derechistas, neutralizarlas y derrotarlas.
Ese debate debe llevarnos a reorientar los entuertos y asumir colectivamente la vía socialista del desarrollo nacional.
También nos demostró la historia que no basta tener el Gobierno y que el Presidente se inmole en una vertiginosa gestión, sino combatimos en serio los flagelos del burocratismo y la corrupción.
El Estado burgués, intacto en su mayoría, es el peor obstáculo a la Revolución. La administración de justicia y las instituciones de defensa de los derechos ciudadanos han fracasado.
El amiguismo no garantiza el carácter revolucionario que debe imprimírseles a estos organismos traganíqueles.
Tampoco la verborrea socialista en las empresas públicas es garantía de nada; cuidado y sea la excusa para la ineficiencia y la robadera.
Pero es dentro de la Revolución que corregiremos y triunfaremos. Nos criticamos para ser mejores, pero no damos tregua al enemigo. Cerremos filas con Nicolás. Es la metódica chavista para esta hora de crisis.