El gobierno de calle tiene como objetivos acelerar procesos, hacer cosa cotidiana el acto de contraloría social, instrumentar mecanismos idóneos para que la eficiencia revolucionaria sea cada vez más tangible, en fin, se trata de hacer, del ejercicio de la gestión pública un acto de soberanía popular. No es nuevo el gobierno de calle, quizá sean nuevos algunos métodos, pero no podemos soslayar que ha sido Chávez el líder con mayor arraigo popular y con más largo alcance en la calle en toda la historia política de este país. Fue Chávez el líder que más se interpeló ante el pueblo y quizá por eso ha sido el que más sembrado está en el corazón de las mayorías. Hasta los escuálidos hoy lanzan loas al Chávez nuestro que en nada se parece a ellos.
Chávez hizo de la calle el escenario natural de su liderazgo. Ahora el gobierno revolucionario, sin el poder carismático de Chávez, pero inspirado en él y en sus orientadoras enseñanzas, está en la calle, asegurando que la eficiencia no sea una utopía y que a través del proceso de encuentro, debate, supervisión, seguimiento y diálogo directo con el pueblo, éste a través de un gobierno que lo interpreta se haga soberano en el ejercicio del poder. El gobierno de calle debe ser también una herramienta para diagnosticar nudos críticos de la revolución y del gobierno en áreas estratégicas como alimentación y producción; seguridad y prevención; educación y valores; desarrollo y trabajo. Es más que una esperanza, el gobierno de calle es una realidad sobre la cual se cifran las expectativas de los sectores sociales democráticos de este país.
El gobierno de calle en Bolívar ha constatado gestión. Se han pulsado necesidades, es verdad pero también se ha confirmado que en este estado está en marcha un proyecto de desarrollo armónico y sustentable, en plena sintonía con el Plan de la Patria. Que orgullo saber que, por ejemplo para las políticas habitacionales hay obras como la Alfarera Hugo Chávez que atenderá, aguas abajo, la demanda de una población que tiene cifradas sus más nobles esperanzas en la Gran Misión Vivienda Venezuela. El gobierno de calle y las micromisiones vienen por la revisión, rectificación y reimpulso necesario en las empresas de Guayana, de eso no tenemos duda. Este es un tema bandera para el estado Bolívar, tierra de trabajadores y trabajadoras.
El Presidente Nicolás Maduro tiene apenas poco más de un mes de gobierno, pero ha dado muestras claras de que en esta nueva fase de la revolución impera la dirección colectiva. La máxima está presente también en el escenario político. Corresponsabilidad es la señal de estos nuevos tiempos de revolución, entendamos que, de ese nivel de responsabilidades mutuas, dependerá la irreversibilidad o no del socialismo bolivariano.
Comentips…
En Bolívar hay ambiente Panamericano. Destaca en este gobierno de eficiencia en la calle la reiteración del compromiso del gobierno nacional con la propuesta de que Ciudad Bolívar sea sede Panamericana para el año 2019. Los gobiernos nacional y regional emprenden acciones y despliegan estrategias, mientras el voluntariado asume protagonismo.
La celebración de los 249 años de Ciudad Bolívar dejó en evidencia dos modelos de gestión, dos visiones encontradas y dos niveles de trabajo. Mientras la alcaldía se conformó con el acostumbrado “pan y circo”, el ejecutivo regional trazó estrategias y conformó un equipo multidisciplinario, plural y con raíces bolivarenses, para avanzar, desde ya en la celebración de los 250 años con un plan de trabajo que convierta la conmemoración en algo más que una fiesta y que se traduzca propuestas para el beneficio de la ciudad. Obras son amores mientras el circo se olvida rápido.
Durante casi 4 años los opositores han corrido la arruga en Heres, pero ya es innegable e ineludible la descomposición. Aún cuando la procesión va por dentro, sabemos que la guerra es intestina. La procesión va por dentro y las candidaturas rayan paredes. En Heres los opositores quieren contarse.