Intolerancia inducida

¿Somos intolerantes los venezolanos? ¿Pueden tildarnos de intolerantes cuando en una misma familia siempre hubo adecos, copeyanos o comunistas conviviendo sin problemas? ¿Pueden catalogarnos de intolerantes cuando Caraquistas y Magallaneros nos damos cita en casa del primo para ver el juego de los eternos rivales? 

No tenemos tradición intolerante, por eso creo, en tono optimista, que lo que ocurre hoy día puede ser superado. 
La intolerancia reinante en nuestro país ha sido inducida. Han sido responsables de ello sectores políticos perversos, de esos que tienen apartamento en Nueva York o casa en Miami y poco les importa si sus amos terminan por emboscarnos hacia una confrontación armada. 

Han sido calculadores, insensibles, apátridas y desalmados. No les importa si el chavista es hombre o mujer, no se detienen a ver si es su hermano, sobrino o hijo, si es chavista merece el exterminio y punto. Ilusos han sido porque el plan, ya fuera de sus manos, de ejecutarse, no diferenciará entre unos y otros. 

Han sido culpables los medios de comunicación, manejados por los mismos intereses políticos. Ellos inoculan odio, desvirtúan, promueven la confrontación, estimulan al odiador u odiadora y los hacen aparecer como modelos. 
Que la historia no los absuelva. Solo pido eso. 

La violencia ha sido disfrazada de "protesta"  y dicen haber perdido el miedo. ¿Miedo a qué? nos preguntamos. ¿Le perdieron el miedo a la bondad? ¿Le perdieron el miedo al respeto? ¿Le perdieron el miedo hasta al pudor y ahora ponen de moda el desnudo, tratando de importar a nuestra cultura los absurdos y "showseros" modelos de protesta gringa o europea? Todo es parte del guión para llamar la atención y ocupar centimetraje universal. 

Retan al gobierno, retan al chavismo y se desesperan, porque muy al contrario de lo que pensaban, la inteligencia y sagacidad revolucionaria ha sido superior. 

Buscaban muertos y como no los encontraban, decidieron fabricarlos. Deberían tener miedo, pero de ellos mismos. Duermen con el enemigo y marchan con los que han sido infectados de "intolerancia inducida". 

Chavistas y no chavistas somos iguales, tenemos las mismas oportunidades y vivimos en el mismo país. Hemos compartido café, una buena comida, el saludo mañanero, en fin tantas cosas, durante tanto tiempo que me pregunto: ¿vale la pena dejarnos hacer presa de esta situación cuando al abrir la puerta de mi casa seguiré viéndote? Definitivamente NO vale la pena. 

Hoy quiero tocar tu corazón e invitarte señora opositora, señor opositor, chama o chamo, a reconocernos y respetarnos. Hagamos el ejercicio por 24 horas y verás los resultados: te dolerá menos la cabeza, podrás volver a sonreír, sentirás menos malestares en tu cuerpo, tendrás tiempo para acariciar a un niño o niña sin que te importe si sus padres son chavistas. 

PD: Eso si, para que la cura sea efectiva apaga el televisor y utiliza el teléfono solo para llamar. Desconéctate de las máquinas que te inoculan odio e intolerancia y serás feliz. Volverás a ser un venezolano o venezolana feliz.
 
Ojo y no estoy negando los problemas existentes en el país, de los cuales somos víctimas todos y todas. Yo necesito medicinas que no consigo pero no me rindo, no pierdo la fe no permito que mi corazón se llene de desesperanza. 
Hace tiempo que no como algunas cosas que me gustan, ya no puedo escoger el champú que más me gusta para mi cabello, pero estoy clara y se quiénes generaron esto y qué los orienta. 

Los culpables no somos los chavistas, por el contrario somos víctimas dos veces. Padecemos igual que tú y además tú nos juzgas y nos señalas injustamente. 

Revolución es justicia social y en este país todos lo saben. Tan grande ha sido nuestro nivel de tolerancia, de amor y nuestra disposición a la equidad que hemos cometido lo que algunos califican como un "error" al no discriminar en las políticas sociales y sin arrepentimiento. Gente de derecha vive libremente y sin pagar ni medio en un hogar de la GMVV, sus hijos tienen Canaima que luego sus padres usan para conspirar contra el gobierno, en fin, tienen derechos y beneficios por igual y no lo puedes negar. 

Hoy me pongo la mano en el corazón y te invito a hacerlo también. Hagamos una cadena muy grande con este mensaje para que cada hora, cada día, un venezolano o venezolana se desconecte de las máquinas que inoculan odio e intolerancia. 

Merecemos Paz y queremos conquistarla por vías pacíficas por eso este mensaje no incluye a Capriles, ni a María Corina, Julio Borges, Freddy Guevara, Gaby Arellano, Leopoldo López y mucho menos a la vedette de Lilian Tintori. Ellos y un pequeño grupo de esos como Florido que viajan semanalmente a buscar dólares y recibir órdenes en el exterior, son IRRECUPERABLES. Para todos lo demás hay esperanzas.


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Natacha Inatti


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