Puntos de vista

Arepachantaje

Se destapan las ollas. Nicolás no le tiene miedo a ningún tema y lo demuestra poniendo el dedo en la llaga. En revolución no hay intocables y mucho menos “burgueses intocables” como sí los hubo en la IV República. Está desmantelada la “arepachantaje” como estrategia política de la derecha venezolana y de sus aliados, dueños de los medios de producción. Empresas Polar productora de más del 48% de la harina de maíz precocida que se consume en el país dice que no ha disminuido su producción, sino todo lo contrario.

Hablan de haber elevado, a esta fecha del año, hasta en un 10% su producción, pero la famosa “harina pan”, no se consigue en ningún anaquel, mientras, en mercado libre y supermercados gringos usted la consigue sin problemas. Como presidente de todas y todos los venezolanos, Nicolás Maduro aludió directa e ineludiblemente a los dueños de empresas Polar. No a manera de chisme, no buscando pelea ni conflicto, tampoco para que la gente desbordara su “arrechera” caceroleando a los que acaparan para generar desabastecimiento, sino como una invitación al diálogo para alcanzar la solución que esperamos todos y todas. Pero el hecho de que el señor Lorenzo Mendoza, presidente ejecutivo de empresas Polar, antes de sentarse a dialogar con el presidente Maduro o con cualquier alto funcionario del gobierno nacional haya decidido dar un mitin a través de Odiovisión (Globovisión) es una prueba más de que esta es una lucha del pueblo contra la burguesía. Intereses colectivos contra el interés del capital. Socialismo versus capitalismo, una vez más.

Es la lucha de las mayorías contra una minoría irresponsable que se maneja por la receta del capital y que desconoce absolutamente los derechos de un pueblo que para ellos sólo es consumidor, bien sea de alimentos, de bebidas alcohólicas o de antivalores, en fin, para ellos cualquier rubro produce el mismo dividendo. Existe un déficit en un sector del país, un claro desabastecimiento, pero más que de harina para la arepa, es de patriotismo. El gobierno nacional tiene grandes retos por delante, se trata de gobernar, de manera coordinada, para el proyecto de largo aliento que hará irreversible el proceso revolucionario, pero debe igualmente, con criterio de inmediatez, atender el boicot cotidiano, más aún cuando la derecha ha echado a andar la estrategia de “arepachantaje”, como mecanismo de presión para desgastar y malponer al gobierno socialista y poder así calentar y cocinar el “golpe lento” que persiste en la agenda de la burguesía amarilla.

Recientes aún están los recuerdos de la “crisis del maíz” en México generada por un pequeño grupo de grandes empresas que controlaba la cadena de producción, desde el suministro de semillas hasta la cosecha, procesamiento y comercialización. La crisis ocupó al parlamento, al ejecutivo, generó conflictos, enfrentamientos y degeneró en el tristemente célebre “pacto de las tortillas”. El mercado ha demostrado que cuanto más grande sea el poder en cada fase de la cadena, más grande será la diferencia entre el precio final y el original. La concentración de poder en la cadena distorsiona los precios. Pero peor aún, el control de la cadena genera también la posibilidad del chantaje y el desabastecimiento de laboratorio, ese mismo que permite concebir “pactos” con ganancia política. Estamos prevenidos.

Quizá la solución sea la búsqueda de alternativas de consumo, seguramente habrá que revisarla en el tiempo, porque por ahora el venezolano quiere su arepa. Lo que sí debemos desmontar de inmediato es el posicionamiento de la marca. Harina Pan es apenas una marca, no es la arepa. Por eso es tan importante que la revolución implique también un cambio cultural. Si queremos arepas pues comamos arepa, pero si queremos fascismo comamos Harina Pan.

@natachainatti / natachainatti@gmail.com



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Natacha Inatti


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