Mucho debemos agradecerle a la revolución bolivariana. El Comandante Chávez se declaro feminista en más de una oportunidad, haciéndonos ver a todos y todas, la importancia de la mujer para el proceso revolucionario, con cuanto amor, cariño y respeto siempre se dirigía en público a nosotras, a nuestras niñas, adolescentes, mujeres jóvenes, adultas y abuelas. Creo que veía en cada una a la abuela, a la Sra. Elena, a sus hijas.
La Patria pario una ley que defiende nuestro derecho a una vida libre de violencia, y la violencia no es solo física, tal y como lo define la Asamblea General de la ONU en la Resolución 48/104, 20 de diciembre de 1993:
“…todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer…”
Se nos garantiza en la Ley, la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, por lo que actualmente es más común observar a nuestras mujeres con grandes responsabilidades en el desempeño laboral de fábricas e instituciones públicas. Y vemos con gran satisfacción a nuestras muchachas estudiando carreras que tan sólo hace 15 años atrás, no eran de nuestro interés, por todos los tabúes existentes.
Sin embargo, no todos los logros han sido alcanzados, tenemos que seguir avanzando, fortaleciendo a compañeras que por diferentes razones deben ser mamá y papá en el hogar, a vecinas que no saben a quién acudir en un caso determinado de violencia contra el género, a jóvenes profesionales que por una u otra razón desconocen sus derechos y por sobre todo, debemos sensibilizar a nuestros compañeros de trabajo, porque cuantas veces no hemos oído en son de burla en los centros de trabajo, que esa Ley sobreprotege a la mujer con o sin razón.
Quienes así lo piensan es porque sencillamente en su pensamiento prela la ideología burguesa bajo la que fue criado y posteriormente educado, donde la mujer no es más que un objeto y pudiera estar escribiendo largamente sobre el tema, pero el punto que me ocupa es la necesidad que hay, hoy por hoy, que sean revisadas las fábricas, empresas e instituciones creadas o rescatadas por la revolución, donde lamentablemente se observan conductas vinculadas a ese pensamiento burgués.
Algunas se quedan calladas, por miedo a no ser objeto de burlas, incluso para no ser excluidas de los grupos que normalmente se forman en los entornos laborales y desconocen que la ley en su artículo 15 es bien clara al definir las formas de violencia de género en contra de las mujeres, por ejemplo, la psicológica que desacredita o menosprecia el valor o dignidad personal, los tratos humillantes y vejatorios, que conllevan a las mujeres víctimas de violencia a disminuir su autoestima, a perjudicar o perturbar su sano desarrollo, a la depresión. El acoso u hostigamiento, como conducta abusiva, contemplando palabras, actos, gestos dirigidos a perseguir, intimidar, importunar a una mujer y que puede atentar contra su estabilidad emocional, dignidad, prestigio, integridad física o psíquica, o que puedan poner en peligro su empleo, promoción, reconocimiento en el lugar de trabajo o fuera de él.
Más adelante en el artículo 39, referente a las sanciones producto de la violencia psicológica, establece que quien atente contra la estabilidad emocional o psíquica de la mujer, será sancionado con prisión de seis a dieciocho meses.
Seguramente, sensibilizando a los compañeros que estén de acuerdo o no con la revolución, en los aspectos anteriormente señalados, pudiésemos estar ayudando a evitar determinadas conductas, producto de tantos años de invisibilización de la mujer y a que se respete esa igualdad que debe haber entre hombre y mujer, sobre todo en nuestras instituciones.
En Golpe de Timón, Chávez dice claramente “el socialismo no se decreta”; Nicolás, hijo de Chávez, ya ha dado claros avances en este sentido, el socialismo se construye de la mano con la clase trabajadora en las fábricas, instituciones y empresas del Estado, así que, no dudemos pues, de trabajar en torno a propuestas que permitan el cambio en las conciencias de nuestros trabajadores y trabajadoras. No importa si algunos no terminan de entender que la revolución llego para quedarse.
Seguiremos insistiendo.
