A tres meses de la partida de nuestro líder y comandante supremo Hugo Chávez, nos animamos a observar con detenimiento y con cierta exhortación a estar alertas, la erupción volcánica que se ha derramado en los últimos días con relación a nuestro vecino histórico: Colombia.
Debemos empezar por recordar que la Colombia que Chávez quiso y luchó fue por la misma que soñó el Libertador Simón Bolívar y no es más que otra que la que anhelamos los millones de ciudadanos de buena voluntad de ambas naciones: una Colombia unidad, libre, soberana e integrada a la gran Patria Latinoamericana como un solo bloque de solidaridad de los pueblos que nos complementemos unos a otros en una sinergia que resulte en mayor beneficio y felicidad para ambos pueblos y los pueblos de la región.
Pese a la traición de Santander, existen razones históricas de hermandad entre Colombia y Venezuela. Chávez hizo lo humanamente posible para sostener una relación entre ambos pueblos dentro de una aceptable armonía, una aceptable relación de amor y de soluciones a problemas comunes o problemas que pudiesen incidir en algunas partes. Como un buen Estadista, Chávez demostró todas sus capacidades para mantener una relación con Colombia de respeto y autodeterminación y ayudó en lo que pudo para conseguir la tan deseada paz en el país neogranadino. Nunca olvidar aquel: “Colombia, Colombia, Colombia…”, que brotaba del alma de Chávez al referirse a nuestros vecinos.
Qué pena que sus gobiernos fueron tan desairados ante tanta nobleza, humildad y altruismo de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, cuantas veces nos mostraron varias cartas debajo de la manga. Dígame ese narcopolítico Alvaro Uribe! Lo peorcito, mejor ni nombrar ese personajillo declarado públicamente como enemigo de Venezuela.
A tres meses de la partida de Chávez, vemos con asombro cómo Santos hizo un giro y torció las relaciones con Venezuela, dando una muestra de indolencia con su pueblo colombiano y una política entreguista con los intereses del imperio norteamericano. Instituciones internacionales que nos unen como la Cela y Unasur, no bastaron para que este individuo pudiese relacionarse con la región sino que arrastra a Colombia a vincularse con la Otan, un grupo de mafiosos, asesinos, depredadores mundiales que han llenado la tierra de sangre inocente como en Libia, Afganistán, Siria, Turquia, Irak y otras tantas naciones, “en nombre de la Libertad y la Democracia”. Todo un Clan de bandidos multimillonarios que agrupados en esta Otan han saqueado y asesinado a diestra y siniestra y es allí donde Santos y la oligarquía más rancia de Colombia se sumó para engrosar la lista negra de barbarie internacional.
Esto ya se asomaba, ya varios representantes del gobierno e imperio Norteamericano se había reunido con él y sus asesores y le impartieron el li8breto que debía seguir. Todo empezó con la visita al palacio de Nariño del representante de la burguesía amarilla y criolla, el candidato Perdedor Capriles. No fue sensato que Santos recibiera a un desestabilizador y responsable de 13 muertes como Capriles, quien desconoce las reglas democráticas y nuestras instituciones. Capriles un golpista y asaltador de embajadas y violador del derecho internacional. Eso fue la muestra del plan internacional contra Venezuela que se teje en las grandes esferas mundiales. Ahora con su vinculación con la Otan todo se esclarece y podemos notar con mayor certeza sus oscuros y perversos planes que tienen contra Venezuela.
Así que a tres meses de la partida de nuestro Chávez, la exhortación es a estar alertas, más unidos que nunca, acompañando las política de nuestro presidente Nicolás Maduro, quien ha demostrado harta capacidad y firmeza para saber, con su determinación, blindar a nuestro país, nuestro pueblo, de cualquier amenaza internacional. Unidad, batalla, lucha y victoria, recordar estas palabras de Chávez, quien vive en cada una de sus acciones políticas, visibles en un pueblo lleno de misiones y de felicidad, es algo lindo a sus tres meses de su partida física. Pero, pese a esa tristeza nos dejó el regocijo de ser el pueblo más feliz de Latinoamérica, pese a las desestabilizaciones que la apátrida oposición hace constantemente en sus medios privados y las redes de producción y distribución de alimentos y productos básicos. Pero seguiremos superando las adversidades con solidaridad y unidad de pueblo vencedor, de patria libre que hemos heredado para siempre y por siempre.