En anteriores trabajos hemos analizado características y sucesos alrededor del bloque del MECOSURi. El más antiguo sistema de integración propio de nuestro continente (los anteriores convenios panamericanos y la OEA no cuentan en esa reseña, por ser sistemas propuestos, estimulados y desarrollados desde el Norte –léase EEUU– para el control político y económico de nuestras naciones), nacido en 1991 en el Tratado de Asunción, está hoy atravesando por momentos difíciles que será necesario afrontar para poder seguir adelante con el proceso de unión sudamericana.
Habíamos visto con júbilo como un pacto arancelario creado en pleno auge del neoliberalismo triunfante en nuestro continente, se está transformando en una institución capaz de ser un verdadero eje integrador. Como a partir de la consolidación de lazos culturales (SGT-10, Carta sobre Compromiso Social, etc) y políticos (PARLASUR, Mercociudades, Alianza Militar, Libre circulación de ciudadanos, etc.) se viene afianzando la relevancia del MERCOSUR, no sólo para nuestros propios países, sino como bloque interlocutor a nivel internacional (constituye hoy la quinta economía del planeta).
Los factores que permitieron esta transición fueron fundamentalmente políticos. La llegada a las presidencias de gentes dispuestas a volver la cara hacia el sueño de los libertadores (los Kitchner, Lula y Dilma, Tabaré Vázquez y Pepe Mujica, Fernando Lugo) y los esfuerzos integradores promovidos desde Venezuela por el presidente Hugo Chávez, lograron un diálogo nuevo entre los mandatarios del continente. Venezuela solicitó la integración como miembro pleno del MERCOSUR en 2006. Factores también políticos prolongaron esta decisión. El Senado paraguayo dominado por la derecha bloqueó la aprobación del ingreso. Tuvo que suceder el golpe de Estado de Palacio (realizado por ese mismo Senado) en julio de 2012, que destituyó al presidente Fernando Lugo, y la decisión de acudir a las clausulas de protección democrática de la institución, suspendiendo a Paraguay hasta la realización de nuevas elecciones, para que en esa misma cumbre los presidentes del bloque aprobaran el ingreso de Venezuela finalmente el 31 de julio de 2012.
Las perspectivas desde entonces para MERCOSUR eran excelentes. El ingreso de Venezuela proporcionará las reservas energéticas (petróleo y gas) que consolidan el poder autónomo del bloque, y en el área política incorpora un nuevo factor capaz de intermediar entre las asimetrías económicas entre los países grandes y los pequeños, un problema estructural no resuelto definitivamente.
Trances contradictorios
Sin embargo en los últimos tiempos (sobre todo en este 2013) se viene produciendo un enlentecimiento en este proceso de integración. Son varios los factores que están pesando para ello. Existe primero una nueva arremetida desde el Norte para recuperar las posiciones de injerencia perdidas luego de la derrota del ALCA. Los Estados Unidos están poniendo un esfuerzo en recuperar su “patio trasero”. Vienen promoviendo y estimulando la Alianza del Pacífico, constituida por los gobiernos neoliberales de México, Colombia, Perú y Chile, y desde allí se realizan los ataques al MERCOSUR (y a todo otro esfuerzo integrador). Por otra parte existen, estimulados también desde el exterior pero actuando por intereses propios, grupos de poder internos al bloque que presionan para no solo enlentecer sus acciones, sino para lograr su desintegración. Y finalmente, el otro factor importante ha sido la desaparición física del presidente Hugo Chávez, una figura fundamental en la promoción de los mecanismos de integración, con una sorprendente capacidad para generar alternativas al respecto.
El acuerdo establecido en Brasil por los gobiernos de Lula y el de Dilma con los grandes capitales locales (la alta burguesía brasilera) ha permitido que parte de éstos, que siempre estuvieron opuestos al MERCOSUR, actúen cada vez más libremente entorpeciendo el desarrollo de los acuerdos de integración. Recordamos a manera de ejemplo que fuimos testigos de que las corporaciones comerciales de Rio Grande del Sur (uno de los más poderosos grupos antiintegracionistas) bloqueaban en la frontera los camiones del arroz uruguayo ya vendido a Brasil, con pueriles pretextos burocráticos. Poderosos intereses internos entonces se mueven en Brasil para boicotear el MERCOSUR. Si agregamos a ello que el gobierno de Dilma se ve debilitado (o por lo menos con la atención puesta en otros factores) por que la crisis económica mundial está afectando el hasta ahora sostenido crecimiento de la economía brasilera, y que a partir del mes de junio de 2013 el país se ve convulsionado por protestas internas multitudinarias, comprendemos como Brasil ha ido enlentenciendo la promoción del MERCOSUR.
Igualmente sucede con Argentina, los poderosos intereses contrarios a los acuerdos de integración (gran parte de la derecha o la poderosa asociación ganadera), interfieren y bloquean los procesos de comercio internos del bloque, sobre todo con Brasil y generan un “enfriamiento” de las relaciones comerciales entre ambos gigantes.
Respecto a los países pequeños del grupo, a pesar de la declarada voluntad integracionista del presidente Pepe Mujica, existen poderosas fuerzas internas que intentan llevar al país más hacia la dependencia y acuerdos con los Estados Unidos que con sus pares del Sur. Inclusive el vicepresidente Danilo Astori es un gran partidario de la integración de su país a la Alianza del Atlántico, en la cual participa Uruguay en este momento en calidad de observador.
De Paraguay, hasta hoy suspendido en el bloque, no hay mucho que esperar. La destitución de Lugo permitió a su derecha más conservadora el nombramiento del un ejecutivo acorde a sus deseos. A pesar de las grandes ventajas que para ese país mediterráneo puede constituir el MERCOSUR, la orientación de quienes lo están manejando, no es en absoluto partidaria de integrarlo.
Las perspectivas
Este es un poco el panorama, a primera vista no demasiado alentador. Sin embargo las posibilidades siguen allí. La última reunión en Montevideo, en la que Venezuela accedió por primera vez a la presidencia pro tempore del grupo, produjo unos resultados muy importantes.
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MERCOSUR hizo una unánime declaración de apoyo al presidente Evo Morales ante la absurda situación de que varios países europeos prohibieran el sobrevuelo del avión presidencial boliviano en sus territorios ante la sospecha que podía viajar en el Edward Snowden, el requerido espía que denunciara el espionaje global realizado por el gobierno norteamericano. Decidió además que los países del bloque llamarían a los embajadores europeos solicitando explicaciones, y demandó disculpas de los cuatro países (España, Portugal, Francia e Italia) implicados en el incidente.
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MERCOSUR reivindicó el derecho de asilo, como un derecho fundamental reconocido por la declaración de los Derechos Humanos de la ONU y las convenciones diplomáticas vigentes, ante las amenazas de los Estados Unidos a los países que se atrevieran a dar asilo diplomático al mismo Snowden.
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MERCOSUR repudió el espionaje global denunciado y exigió al gobierno norteamericano explicaciones frente a esas denuncias (que incluyen con detalles a los países sudamericanos).
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Se decidieron acuerdos para implantar un sistema digital de comunicaciones propio evitando los riesgos del espionaje.
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Se decidió apoyar a Argentina para que acelere los acuerdos sobre Seguridad del Bloque.
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Se aprobó la reincorporación de Paraguay en forma activa al MERCOSUR, a pesar de las declaraciones de su canciller que no lo integrarían si Venezuela tomaba la presidencia pro témpore.
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Cuatro países observadores en proceso de integración total fueron parte de la reunión (Bolivia, Ecuador, Suriname y Guyana), lo que anuncia la continuación del proceso de expansión territorial del grupo.
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Las declaraciones fueron avaladas además por otros países presentes, como Cuba que tiene la presidencia de la CELAC, Honduras en la voz de su presidente Porfirio Lobo, inclusive un saludo por su representante del presidente de México, que reiteró su tradicional posición de defensa irrestricta del derecho de asilo.
En definitiva, los resultados de la reunión de Montevideo han sido, a pesar del panorama expuesto anteriormente, ampliamente satisfactorios. MERCOSUR sigue mostrando la absoluta vigencia de su mayor logro: la integración política, además de la económica. Si a ello agregamos que es muy posible que el ingreso de Venezuela represente una inyección de fuerza e iniciativa al bloque (y así lo prevee el Presidente Nicolás Maduro, declarando su intención de lograr el rápido reingreso de Paraguay y el acercamiento de las naciones del Caribe al bloque, entre otras iniciativas adelantadas).
El MERCOSUR tiene por delante entonces en el mediano plazo varios desafíos a enfrentar, para poder seguir siendo el mecanismo de avanzada en el proceso de la integración latinoamericana y la creación final de la Patria Grande, que soñaron nuestros héroes hace doscientos años.
i El ingreso de Venezuela y el futuro de MERCOSUR, Miguel Guaglianone, Barómetro Internacional, 08/10/12 y MERCOSUR sigue adelante, Miguel Guaglianone, Barómetro Internacional, 26/11/12