En ninguna parte del mundo, en ningún sistema de gobierno democrático o no, la opción descarrilada y exaltada de algunos opositores irracionales de un magnicidio traería buenos vientos para un país. Mucho menos en una Venezuela que ha sabido en 14 años de revolución subir su nivel de inclusión y participación en las tomas de decisiones de la gestión pública nacional en toda su dimensión.
En este caso, en Venezuela sería un atentado contra todo el pueblo, con las mayorías de venezolanos y venezolanas, seguidores de las políticas de transformación social que inició Chávez o incluso aquellas personas que han adversado el chavismo y su continuidad con Nicolás Maduro. La mayoría del pueblo venezolano, pese a las diferencias de nuestra preferencia políticas estamos amarrados por un sentimiento de hermandad, de solidaridad, de afecto y de orgullo nacional. Otrora, malas prácticas comunicacionales y el odio irracional de los apátridas títeres del imperio y sus negocios, pudiesen haber sembrado odio e irracionalidad con sus mentiras repetidas una y millones de veces por sus canales privados y su vocería descabellada; sin embargo, es más profundo el sentimiento de amor, pese a los daños que pudiesen haber causado tanta maldad inyectada por medios que aún se resisten al cambio social que no busca más que igualdad de inclusión de toda la sociedad en todas las tareas del diario vivir de un pueblo gigante como Venezuela.
Por eso que de allí, de saber que por naturaleza el alma humana es buena y solidaria con su semejante, de saber que pese a los tropiezos y errores que se desprenden de un proyecto tan inmenso como el nuestro, el venezolano es soñador y amante de la paz, de la apacibilidad, de la armonía social, admirador perenne de la belleza espiritual y amante del prójimo. Eso se puede palpar en los deseos de casi todos los venezolanos y venezolanas quienes hacemos votos y esfuerzo porque se minimice o acabe de una vez por toda la delincuencia y la criminalidad. El Estado venezolano hace un valioso y acertado empeño por acabar este flagelo social con políticas acertadas que ameritan de la participación de todos, es por eso que cada día sentimos mayor seguridad social y seguridad de la territorialidad. Todos queremos una tierra de paz, pese a las diferencias políticas, todos albergamos esa máxima cristiana de amor al prójimo, salvo mentes macabras que pudiesen deleitarse del dolor ajeno.
Es por eso que estamos súper segurísimos que las mayorías de este pueblo noble, oficialista u opositor, está en contra de cualquier intento de magnicidio contra nuestro presidente constitucional Nicolás Maduro o contra altas personalidades de la políticas nacional, tanto oficialistas u opositores. Decimos esto porque ante las mentes macabras, oscuras, seguidoras de la maldad y amantes del terror y la muerte, mentes internacionales que han disfrutado de la guerra y del negocio de la producción y venta de armas, pues simplemente a ellos no les importa la vida humana, ni siquiera la vida misma de la naturaleza y del planeta. Sus ojos están cegados por el poder, la codicia, la ambición y el control de la especie humana como mercancía que pudiesen estar sacando algún provecho. Esos son los fines postreros del capitalismo mundial y el imperialismo norteamericano y una gran cantidad de países que lo apoyan junto a las grandes cadenas de comunicación y las industrias guerreristas y farmacéuticas internacionales.
Triste, muy lamentable, que algunos de la irracionalidad opositora pudiesen estar sirviendo de peldaños para la suela de estas mentes del mismísimo infierno; pequeños seres, enanos espirituales, que ante la impotencia de ver como poco a poco hemos venido construyendo una patria más justa y equitativa, se niegan de todas las formas al avance de la revolución. Ya sabemos de sus continuos saboteos, de su boicot comercial, del acaparamiento, de la usura, de la inflación estimulada, de la escasez de todos lo que pudiese crear una atmosfera social insostenible que lesionara la estabilidad de un gobierno social que no ha dejado la calle para gerenciar junto al pueblo. Así, ante tanto amor que el pueblo ha mostrado con el proyecto Bolivariano y Chavista, pues por ahí hay unas mentes insanas que piensan que su mayor placer es el magnicidio lo que vendría a ser una tremenda locura política para un país que ama la paz y la vida. Todos rechazamos estas oscuras aventuras de sembrar terror social, de crear el caos, la anarquía porque nuevamente se llevarán la bofetada de un pueblo que está unido, que cultiva el amor y que ha sabido superar todas las arremetidas infaustas que se han planeado desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos contra nuestra soberanía y nuestro destino de enarbolar las banderas de la independencia de la patria.