Una mentira de dos siglos: el único Occidente es EEUU y sólo allí están los “buenos”

La maquinaria mediática-cinematográfica-política en manos de ‘ese’ occidente presenta al resto del mundo como una pandilla de delincuentes y fanáticos que deben ser ‘civilizados’ por el nuevo pueblo de Dios, U.S.A., aun mediante invasiones y genocidios
Arturo Alejandro Muñoz
NO ES FÁCIL insuflar ecuanimidad a nuestras opiniones si durante una vida entera hemos sido bombardeados con la propaganda occidental respecto de la ‘maldad’ de Oriente, y que sólo en Occidente se encuentra la paz, la democracia y la modernidad. Todo lo ‘oriental’ es peligroso. Eso es en gran medida lo que el cine, la televisión y la prensa en general nos ha dicho desde siempre.
Y como guinda de la torta, aquel mundo mediático-político (que está encarnado en Hollywood) logra incluso que nosotros, los latinoamericanos, abjuremos de nuestros propios hermanos, ya que el cine-empresa-ideología (Hollywood, y la TV, para variar) ha internalizado en las inocentes mentes de muchos niños (y no pocos adultos) que siempre “el malo de la película’ es un árabe, un vietnamita, un colombiano, un mexicano, un chicano, un nativo… hasta que, avanzado nuestro trayecto en la educación formal, algún buen profesor de Historia nos saca del engaño mostrándonos el panorama verdadero.
Hoy, ‘ese’ Occidente se jacta de poseer un avanzado modernismo mediante el uso de tecnologías que le proporcionan alto desarrollo, pero esa supuesta ventaja la utiliza para transformarse en predador e invasor cada vez que su insaciable apetito consumista le exige más y más recursos naturales, muchos de los que, por cierto, no están en su territorio. De ello se ufana asegurando que actúa de tal manera porque esa es la impetración del desarrollo. Parece oportuno preguntarse entonces ¿quién es, en verdad, el mentado ‘occidente’? No se trata de una consulta sin sentido, ya que resulta habitual (e indignamente risible) escuchar a europeos y habitantes del hemisferio norte en general referirse sólo a ellos mismos como merecedores de tal característica. Para esas personas el resto de quienes viven al sur del río Bravo, o en los territorios de la indómita África, simplemente no existe.
Por otra parte, siguiendo la línea de preguntas, ¿qué es realmente el ‘desarrollo’? ¿Poseer casi en exclusividad el uso y abuso de armamento nuclear para controlar el planeta a su antojo? ¿Instalar, en distintas naciones, gobiernos según su conveniencia ocasional a objeto de obtener franquicias para la expoliación de aquellos lugares? ¿Obligar a la humanidad a vivir bajo términos y condiciones de una ideología mercantilista, clasista y predadora? ¿Eso es, en estricto rigor, el mentado ‘desarrollo’ que propalan mega empresarios y financistas, predadores amparados por las banderas de quienes son propietarios de armas atómicas y químicas?
EL ÚNICO OCCIDENTE PELIGROSO ES EL DEL HEMISFERIO NORTE
No cabe duda que lo anotado en las líneas anteriores caracteriza y define con certeza a una parte del occidente. Cuán fácil olvida mucha gente ciertas acciones bestiales cometidas por los “epítomes de la civilización occidental”, como por ejemplo, el lanzamiento de bombas atómicas contra ciudades japonesas que distaban de ser objetivos militares…ello fue realizado por la “gran nación" de América, EEUU, la que se esfuerza por esconder y disfrazar el centenar de invasiones -que incluyeron genocidios- ejecutadas con el único propósito de conquistar y dominar países de menor o nulo poderío bélico. Ese paradigma del ‘híper desarrollado’ occidente ha completado dos siglos de invasiones, robos y masacres amparándose en una falaz y auto otorgada calidad de “garante de la paz mundial y la democracia”
http://www.aporrea.org/tiburon/a103739.html
Pero, cuando las cuentas del almacenero no cuadran y el resultado debe cargarse al “debe”, y aunque se actúe ante los demás como si nada malo estuviese ocurriendo, la fría realidad señala que es hora de bajar las banderas y reconocer el fracaso, solicitando perdón por los actos vandálicos cometidos durante siglos. Pero el “gran país del norte” opta por una alternativa distinta, sangrienta. Toma las armas, inventa un lío de escala mundial y sale una vez más de cacería, de tropelía, con el firme objetivo de agenciarse territorios y recursos ajenos que le permitan respirar con algo menos de dificultad, para, de ese modo, aherrojar y expoliar al resto de la sociedad planetaria al mismo tiempo que le exige seguir considerándole un gran “defensor de la democracia y la paz mundial”.
Hoy, avanzado ya el año 2013, la realidad trae sorpresas y malas noticias para los gobernantes del ‘imperio norteño’, pues “las cuentas del almacenero”, esta vez, les son dramáticamente negativas. La deuda interna de los Estados Unidos de Norteamérica es gigantesca, prácticamente insalvable a través de medios y recursos propios, pues tal como lo señaló el respetado economista norteamericano, Laurence Kotlikoff, la gravedad de la creciente brecha fiscal se ha ocultado durante años en Washington, un proceso que en última instancia podría provocar un colapso de la deuda que alcanza ya los 220 BILLONES de dólares. Además, según ese economista, “China y Japón, principales prestamistas estadounidenses, simplemente podrían detener el flujo de fondos, ya que con el tiempo la deuda oficial será mayor, y también se convertirá en una parte más y más grande del PIB, y en algún momento el Estado chino y otros dejarán de prestarle dinero, y las tasas de interés subirán dramáticamente”.
A este respecto, muchos expertos en asuntos de Economía coinciden con Kotikloff en que la denominada 'brecha fiscal' real en EE.UU. es de 220 billones de dólares si a la deuda declarada por el país se le suma la deuda implícita, que incluye compromisos contraídos por los Gobiernos a largo plazo, que no figuran en la contabilidad pública y que en su mayoría corresponden a pagos futuros destinados al sistema de seguridad social. La cifra sería, por lo tanto, equivalente a casi tres veces el PIB mundial.
¿SEGÚN LOS ‘HALCONES’ AHORA ES EL TURNO DE AMÉRICA LATINA?
Ante tamaña realidad que augura un mal futuro, los ‘halcones’ sitos en la Casa Blanca afilan las garras, abren sus arsenales y comienzan a otear el mapa buscando las zonas donde puedan agenciarse recursos mediante el uso de las armas y sin pago ni compromisos posteriores. Petróleo, gas, agua dulce, hierro, fauna marina, bosques, cobre, aluminio, caucho, clientela cautiva, gobiernos títeres… todo le sirve, todo lo necesita. Y lo requiere con urgencia. Afganistán, Irak, Libia y el apetito rspecto de Siria constituyen un ejemplo irredargüible de lo anotado en estas líneas. Ahora pareciera ser el turno de la América Latina.
Los ‘halcones’, y el Pentágono mismo, no han trepidado en poner en movimiento su máquina de la muerte, pues significativos contingentes militares se encuentran ya acantonados en algunos países de Sudamérica. Colombia, merced al entreguismo indignante del ex mandatario Álvaro Uribe, puede ser considerado “territorio norteamericano” en casi toda su extensión. No se detiene allí el problema; es así que en Brasil, ocupando parte importante del territorio de Roraima (fronterizo con Venezuela), las tropas norteamericanas han establecido un ‘estado dentro del estado’, impidiendo el paso a los propios brasileños, con el deshuesado argumento de ‘luchar contra el narcotráfico y defender a las etnias originarias de la región’. ¿Defenderlas como lo hacen en Irak y en Afganistán? ¿O armar hasta los dientes esas fronteras para preparar otra invasión, esta vez al país de Bolívar?
No sólo en Brasil ocurre ello. También en Paraguay se encuentra acantonado un fuerte contingente de soldados yanquis, cuya presencia ha sido autorizada (y quizá solicitada) por los gobernantes asunceños que aseguran –sin contar con pruebas irrefutables- que en sus fronteras con Brasil existe un comercio narco difícil de eliminar utilizando las fuerzas policiales paraguayas. Débil argumento, si duda, pues Chile no tiene fronteras con Brasil ni con Colombia ni con Venezuela, pero igualmente el Pentágono –con el visto bueno de las autoridades del duopolio que gobierna el país- instaló contingente militar propio, en este caso en Concón, en un lugar llamado ‘Fuerte Aguayo’.
Muchos piensan –y la cruda realidad les da la razón- que la política intrusiva y expansionista que EEUU manifiesta hacia Latinoamérica ha experimentado una súbita ampliación en el abanico de los golpes de estado, pues ya tenemos Golpes violentos (armados, sangrientos) y Golpes ‘constitucionales’ (cínicos, con procesos más que cuestionables, ilegales), en un arco de posibilidades sediciosas que constituye la máxima alegría de los estamentos empresariales adictos al robo, la estafa y la expoliación.
Desde el año 1991 a la fecha, según publicó hace algún tiempo la página electrónica “El Dínamo”, en América latina ha habido diecisiete (17) golpes de estado, tanto violentos como “blandos”, que no sólo afectaron a ‘izquierdistas’, como bien puede apreciarse en una lista que se inicia el 30 de septiembre de 1991, en Haití, con el derrocamiento de Jean Bertrand Aristide, y que concluye (temporalmente) con la “destitución constitucional” del presidente del Paraguay, Fernando Lugo.
Los dados ya están lanzados. Los predadores que ocupan las gradas del coliseo y foro estadounidenses decidieron poner en práctica todas las formas de sedición y golpismo, a objeto, claro está, de atrapar firmemente entre sus garras también a estos territorios, que son –a no dudar- la gran reserva natural y económica de la humanidad. Por ello, los ojos del ‘halcón’ norteamericano miran con avidez a Venezuela, Argentina y Brasil.
A Chile, querámoslo o no, como también a Colombia y Paraguay, ya lo atraparon y lo mantienen en su nido, indefenso y listo para ser devorado a placer, duopolio incluido.


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Arturo Alejandro Muñoz


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