Llama la atención ver como llegan vehículos con “vecinos” de otros lugares en algunas urbanizaciones de Caracas, en las que existen cadenas de supermercados; casi simultáneamente con la llegada a dichos espacios de alimentos de determinada marca: harina, aceite, margarina, etcétera.
Los “vecinos” llegan en grupo de 20 o más –la voz se corre en la urbanización– y en poco tiempo, el automercado es un verdadero enjambre.
En cuestión de horas se han agotado ciertos y determinados alimentos, como consecuencia del egoísmo despertado por el efecto psicológico de la escasez.
La guerra económica y psicológica contra los venezolanos promueve el egoísmo e intenta crear la percepción, la atmósfera, de que se trata de una “lucha por la sobrevivencia”.
Esa percepción de escasez y supervivencia promueve la perversa lógica de: comprar-almacenar-comprar, que anula los valores de solidaridad. ¡Usted se lleva la cantidad que le da la gana!
Esa lógica de comprar-almacenar-comprar, conocida como compras “nerviosas” es la conducta que esta guerra económica desea de usted.
Ese es uno de los objetivos que persiguen los bachaqueros urbanos: disparar, detonar el egoísmo, que usted diga: “Coño, se va acabar tal, o cual producto” y salga corriendo a comprarlo, aunque tenga suficiente en la casa.
Otro objetivo de los “bachaqueros urbanos”, es comprar y acaparar alimentos para revenderlos en barrios y avenidas de las zonas populares y así crear malestar en la población.
El Gobierno, la Revolución, debe tomar medidas excepcionales contra los criminales de guerra que juegan con la alimentación del pueblo.
Hay que castigar implacablemente a todo aquel que “juegue” con la alimentación del pueblo, creo que la Ley Habilitante debe incluir el tema de la alimentación.