Sabemos que las revoluciones el único responsable de las transformaciones y de los cambios es el pueblo consciente, pero también es claro que ese pueblo tiene sus líderes, esas mujeres y esos hombres que se han ganado la confianza de la gente, que han ganado un lugar en la historia y en el corazón del pueblo.
Uno de los mejores ejemplos de esta afirmación, no tengo que ahondar los detalles del personaje, es nada más y nada menos que el Comandante Supremo, Presidente siempre invicto, Hugo Chávez, quien encarnó y encarna todo lo que tiene que ver en la historia una persona para transformarse en líder de una nación, de una revolución. El venezolano y la venezolana de a pie lo siguió porque confió en él, porque vio sus dotes muchas veces quijotescas, pero reales de querer transformar profundamente la sociedad, porque se jugó el pellejo por ellos, lo adoptaron como suyo en una época en la que nuestro pueblo era engañado, vejado y asesinado.
Cuando este líder partió dejando una tarea aunque avanzada, inconclusa, dejó al mando al compañero Nicolás Maduro, hoy comandante en jefe de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana; le legó la responsabilidad histórica de seguir conduciendo esta revolución y también parte de su liderazgo, que hasta ahora, Nicolás ha sabido cumplir y honrar con creces, con aciertos, pero también con errores, como Chávez, porque al fin y al cabo éstos, nuestros líderes, son de carne y hueso como el pueblo al cual llevan su vocería.
Desde el seno de nuestro pueblo, de donde proviene, Nicolás ha demostrado que tiene el guáramo necesario para hacer frente a la adversidad, poner el pecho a las balas en esta guerra que han emprendido contra él, el cipayaje nacional y el imperialismo yanqui. Y puede ponerle el pecho a las balas, porque está cubierto con el chaleco blindado de un pueblo, que acatando el llamado del Comandante Chávez, lo acogió a él, lo arropa y lo sigue arropando.
Hoy, más allá de cultos a la personalidad, los cuales no compartimos, queremos desde estas líneas, recalcar todo el apoyo que debe tener Nicolás Maduro de todos los actores sociales que construyen día a día la Revolución Bolivariana, porque ha demostrado ser un digno hijo de Chávez y ha sabido como conducir la herencia dejada. Tal y como lo señaló la compañera María Eugenia Guerra, en artículo publicado en Vea y Aporrea.org: "Nicolás es nuestro líder, y punto", pero compartimos esto no porque nos sea antojadizo, sino porque poco a poco se lo ha ido ganando y ha demostrado tener más cojones que cualquiera de los que lo han atacado, desde adentro y desde afuera de la Revolución.
Por eso es que con ¡Chávez y Maduro, el pueblo está seguro!
¡Bolívar y Chávez viven, y la Patria que nos legaron sigue!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!.