(Herencia maldita de las ex concesionarias angloholandesas)

Los altos y privilegiados ejecutivos de Pdvsa

Todo comenzó aproximadamente durante la incipiente década de los cuarenta, siglo pasado, cuando el alborozado y politizado movimiento sindical de marras, con anuencias políticas gubernamentales, luchaba denodadamente contra la avidez de riqueza fácil desatada por las concesionarias, al caerse en cuenta de que desde Juan Vicente Gómez las concesionarias del petróleo nacional se llevaban muchísimo más de lo que se quedaba en casa.

Fue así cómo, sindicalistas, diputados y gobernantes lograron modificar los términos del reparto petrolero, pues, amén de haber entregado una riqueza irrecuperable que siempre ha pertenecido al pueblo, en su más amplio sentido, esos concedentes se estaban convirtiendo en cómplices subpagados, en gafos y gratuitos idiotas de los pioneros gringos que le pusieron la mano al oleaginoso recurso del subsuelo patrio.

Y fue así cómo a algún *sesudo* ejecutivo (léase oleotecnócrata), de esos asesores que nunca han faltado en Miraflores, se le ocurrió la genial idea de mejorar casi ilimitadamente las remuneraciones de los ejecutivos criollos, sobre la base de los sobrecargados sueldos y salarios que hasta los peor dotados y analfabetos de los ejecutivos de esas concesionarias se autoliquidaban para sí.

Hemos citado que la tal meritocracia en el negocio petrolero, incluyente del mejor de los técnicos, se ha limitado a ser un buen y aprovechado *manualista*, un ejecutivo, directivo o técnico que ha seguido al pie de la letra la ruta operacional de una industria que, hasta antes de los procesos de refinación y obtención de eleoquímicos derivados del petróleo crudo, se reducía a prospecciones, exploraciones, extracciones y transportaciones llevadas a cabo por el obreraje no menos analfabeto de la cuota de criollos extraídos de las vecindades demográficas de nuestros fructíferos pozos petroleros. Con el respeto de las raras excepciones del caso.

Y llegó el año 1975 para darse por terminados los contratos petroleros concedidos, y surgió la sociedad anónima: *Petróleos (sic) de Venezuela*, con unas plantillas laborales que resultaron ser copias fieles las que tan jugosa y groseramente mantuvieron los gringos concesionarios , de cara a evadir impuestos ora nacionales, ora estadounidenses , ingleses y holandeses.

Tales plantillas encarecidas han correspondido a la Nómina de ejecutivos y directivos superiores, y a quienes, en el peor de los casos, no han reducido en un *dime* (10 centavos de dólar gringo) los salariazos y sueldazos de los exconcesionarios.

Como quiera que esas privilegiadas nóminas petroleras han servido de parangón para el resto de los tabuladores de los salarios públicos y privados, la sociedad de cómplices, hasta con nuestros propios verdugos, ha funcionado maravillosamente. Y todos cotentos, menos los pendejos, los docentes subpagados los funcionarios públicos de menor categoría, etc. Ahí están los salarios de hambre de los médicos, de los docentes universitarios, maestros y profesores varios, de los empleados del Seguro Social , etc., etc., etc. pero un Ministro, como el del Seniat, sin empacho alguno, declara que su salario básico no baja de 40 MM de Bs/mes, y la cesta b´sica que ronda1,3MM Bs, es reconocida por el gobierno actual con apenas menos de un tercio como Salario Mínimo, para complacencia del empresario privado, y sufrimiento de los burócratas del perraje administratiuvo.



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Manuel C. Martínez M.


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