Lo que llamamos historia no es más que la narración que quiere
relatar el patriarcado, y la misoginia es su ideología, un sistema de
creencias e ideas cuyo propósito consiste en explicar el dominio del
hombre sobre la mujer. Jack Holland. Misoginia
He leído por estos días un excelente libro, Historia de la Misoginia, del periodista y escritor escocés, Jack Holland. Un documento extraordinario sobre la maldad del hombre ejercida sobre la mujer desde hace miles de años. Quizá sea esta anomalía la mayor afrenta del hombre contra su par semejante.
No existen datos sobre en qué momento ni lugar se originó la misoginia, esa aversión y odio del hombre sobre la mujer. Posiblemente sea en el Medio Oriente donde se desarrolla con mayor claridad esta patología mental y en las religiones monoteístas, como el judaísmo y luego el cristianismo e islamismo.
Los griegos establecieron los primeros principios filosóficos a partir de los postulados de Platón y Aristóteles, padres de la misoginia. Principios soportados en viejas creencias que llevan hasta los más antiguos mitos y leyendas, donde la mujer es vista como el engendro del mal. Unas veces identificada con diosas y ninfas, en otras como mortal seductora, pero siempre vista por el hombre con temor, celos, envidia y resentimiento. Filósofos, como Demócrito, afirmaron que la mujer no debía desarrollar su razón puesto que eso llevaría al fin de la sociedad. Por su parte, Aristóteles, cuyo pensamiento y lógica bivalente sigue vigente, indicaba que el papel de la mujer en la gestación era solamente nutricio y que más allá de ello, nada bueno aportaba en la formación del niño.
La filosofía y la ciencia han sido desarrolladas bajo una visión misógina donde la mujer no tiene mayor participación en los principios sobre los cuales se edificó la cultura de la humanidad. En absolutamente todos los rincones del mundo las sociedades han sido establecidas sin la participación de la mujer. Su desempeño ha sido de adorno, como objeto sexual o en otras, diosa o virgen asexuada, como el caso de la virgen María, en el catolicismo.
El desfile de nombres famosos en la historia del pensamiento misógino es bastante extenso y asombra encontrar personajes, como Zeus-Deus-Dios, Sócrates, Platón, Aristóteles, Aníbal, Séneca, san Pablo, Tertuliano, san Agustín, el papa Inocencio III, Tomás de Aquino, el rey Jacobo I, Jean-Jacques Rousseau, Charles Darwin, Kant, Schopenhauer, Marx, Nietzsche, Napoleón, Lenin, Hitler, Stalin, Mao, Freud, Joseph Mengele, Kim II-Sung, Roosevelt, el papa Pío IX, George W. Bush, el ayatola Jomeini, entre un largo etcétera que genera pena ajena y sentimiento de vergüenza como hombre ante las vejaciones a que ha sido sometida durante siglos la mujer. Con mencionar apenas una institución, como la santa Inquisición es más que suficiente para indicar que allí se realizaron los actos más criminales y sádicos contra la mujer y su dignidad.
La modernidad ha ocultado un tanto esta aversión y violencia física del hombre contra la mujer. Sin embargo, la misoginia en los actuales tiempos no ha sido del todo erradicada. Se disfraza y ha mutado hasta aparecer como gentil muestra de belleza en mujeres que son sometidas a dietas estrictas para aparecer como muestra de la belleza moderna. De tan rígidas tendencias, los cuerpos femeninos aparecen casi asexuados y quebradizos. Detrás de ello giran los hombres insatisfechos y terriblemente temerosos ante el avance de la inteligencia y la naturaleza femenina.
También parte de una seudo psicología, junto con nuevos dogmas religiosos, llaman al adecentamiento de la mujer. A vivir bajo el temor de dios y del hombre. En otras, el lenguaje agresivo del tradicional macho se ha tornado más selectivo y se adorna con mensajes de una sobre valoración de los atributos físicos de la mujer más que en sus capacidades intelectuales. Se observa cuando el hombre en cualquier evento debe presentar a una profesional. No destaca sus rasgos académicos sino que se centra en sus rasgos físicos, como muestra de una galantería trasnochada y desubicada.
En nuestro país también se aprecia la presencia de la misoginia, tanto en la estructura de la familia como en el gobierno del Estado. Y no se diga que existen mujeres ministras y que la misma Constitución coloca al hombre y la mujer en igualdad de derechos y deberes. Me atrevo a afirmar que el régimen actual en nuestro país tiene un perfil netamente misógino. Los rasgos de ello se pueden verificar en las tendencias que se están manifestando sobre la estructura educativa donde la obediencia y subordinación al Estado patriarcal cada día son más evidentes.
Triste destino el nuestro, seguir padeciendo de esta anomalía mental en pleno siglo XXI, con hombres e instituciones creadas para seguir sojuzgando y maltratando a la otra mitad de la humanidad.