El liderazgo de Hugo Chávez traspasó las fronteras de América Latina en la IV Cumbre

En una audaz jugada, el mandatario venezolano se robó el protagonismo no solo de la Contracumbre, sino de la Cumbre oficial.

Hay una imagen que quedará grabada al fuego vivo en esta IV Cumbre de Presidentes y Jefes de Gobierno de las Américas. La de Chávez en el Estado Mundialista, cuando hablaba a una multitud que asistió a la Contracumbre o Cumbre de los Pueblos, soplando con la mirada al viento para mover a las nubes y que parara de llover. Y la lluvia paró.

Es esa especie de sensación de omnipotencia la que terminó por hacerse patente esta semana y por consolidar su liderazgo que ya desborda la región.

Vino a Mar del Plata, apoyado en un renovado equipo de apoyo (ver La Selección Anticumbre) a terminar de afianzar ese poder. Y, a juzgar por la asistencia (más de 30 mil personas, pero hay quien calculó 45 mil, antes de la lluvia) y por la forma como los medios se han hecho eco de cada una de sus intervenciones y sus actos, lo logró sobradamente.


The Independent y The Guardian de Londres, así como ya no solo CNN en Español sino la BBC, siguieron paso a paso las incidencias de la protesta chavista en tierra argentina.

Es cierto que tuvo que hacer evidente que no todo es ni será tan fácil. Volvió a rivalizar con George W. Bush –aunque cada vez que se cruzaron se evitaron no muy diplomáticamente– y forzó a la Casa Blanca a impulsar la ofensiva más fuerte de los últimos años para enderezar la discusión y buscar definiciones frente al hasta ahora moribundo Alca (Área de Libre Comercio para las Américas), que estuvo a cargo del presidente mexicano Vicente Fox (ver recuadro), que actuó como dueño de la avanzada.

En ese torbellino de declaraciones, negociaciones frustradas y posiciones férreas, Chávez empujó al presidente argentino, Néstor Kirchner, a definirse en su alianza con él, controvertida y dubitativa por momentos. Pero el hecho es que muchos funcionarios del gobierno y diputados y dirigentes kirchneristas acabaron arengando contra Bush.

Algo que los funcionarios del Departamento de Estado tomaron más en cuenta que el propo discurso, delineado de antemano en su reunión con su par estadounidense.

A pesar de la oposición y las críticas que recibió de Fox y de otros mandatarios, Chávez ha conseguido lo que buscaba. Ampliar su cabecera de playa en Argentina, la que construyó con acuerdo comerciales, préstamos monetarios y construcción política local y perfilarse como el líder regional, aprovechando no sólo la coyuntura de los altos precios del crudo en el mercado internacional sino el desbarrancamiento del liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva, que mañana recibirá a Bush en Brasilia, en visita oficial.

No hay que olvidar que la petropolítica de Chávez se fundamenta en la enorme riqueza petrolera del país (80 millones de barriles de reserva de petróleo y otros 235 millones de barriles por probar en la Faja del Orinoco), y la estrategia de negociar, buscar alianzas y conseguir resultados políticos con base en este recurso. Pdvsa casi duplicó sus exportaciones de barrilles de crudo a Latinoamérica entre el 2002 y finales del 2004 (Lea mañana: 'El mapa completo de las inversiones petroleras de Chávez').

Toda la discusión, que pasó indefectiblemente por el Alca sí o Alca no, atina a tratar de aislar comercialmente a Venezuela. El cierre de la Cumbre, con "un empate técnico", según fuentes diplomáticas argentinas y estadounidenses, terminó por favorecerlo.

"El Alca aún es un proyecto y tenemos que avanzar con creatividad, construyendo por consenso cada uno de sus puntos", debió admitir Fox en una rueda de prensa, en la intentó explicar su actuación.

Tal vez Chávez no fue el vencedor excluyente de la Cumbre puertas adentro. Pero logró mostrar, como bien lo anota el analista brasileño Clovis Ross, que Estados Unidos "o establece una política seria para la región o esto se desmadra".

Y ganó terreno allí donde es un mago: en la calle, en las multitudes y los sectores de izquierda, que comienzan a verlo como el mismísimo Mesías, y con los medios. No se fue sin proponer no ya la creación de Petrosur o Telesur, sino la Organización del Atlántico Sur (OTAS), para contrarrestar a la OTAN y equilibrar la balanza armamentística.

Así, Chávez dio un salto cualitativo y cuantitativo en su liderazgo regional, mal que le pese a su ahora aliado más sólido por estos lados: Néstor Kirchner, el incómodo anfitrión.

JOSÉ VALES
Para EL TIEMPO
Desde MAR DEL PLATA
http://eltiempo.terra.com.co/inte/latin/noticias/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2598014.html


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