La fatalidad de la bruja Patricia Poleo

No habían terminado los subversivos satánicos su aquelarre de brujas y el terrorismo sicológico contra el pueblo, con esqueletos llamando a asesinar el presidente y a otros líderes de la revolución; colocando auyamas o calabazas con incendiarios fines, cuando les cayó encima el misil del Fiscal Isaías Rodríguez, señalando a 5 connotados miembros de ser los presuntos autores intelectuales del asesinato de Danilo Anderson.

A pesar de que esa era una acusación anunciada, –incluso la Poleo, “dateada” como estaba, con 15 días de anticipación salió defendiéndose y jurando una inocencia que nadie cree– por la magnitud de los megatones de la bomba, todavía no lo creen ni los inculpados ni el mundillo de la contrarrevolución o el escualidismo disminuido.

La “líder”, con sus aliados, las putas de los medios, las jineteras RCtv, Globoterror, canal 10, Venenovisión, Unión Radio, El Nacional, El Universal..., montaron su tinglado de infamias para arremeter contra el Dr. Isaías Rodríguez, asesinarlo mediáticamente y con él al fiscal Yoraco y la corte de honestos abogados que salvan la dignidad que dejó sembrada el inolvidable Danilo Anderson. Levantar, a través de los desprestigiados medios de incomunicación social, una matriz de opinión que les permita arremeter, en el mejor estilo golpista de los años 2002, 2003 y 2004, contra el gobierno, sus instituciones, el presidente y ejercer presiones múltiples que les permitan desdibujar la gravedad de las acusaciones que les ha hecho el ministerio público. Mientras, sus sicarios, sus policías embozalados, tratan de asesinar a los testigos que con sus declaraciones acusatorias les pondrán la soga al cuello de 20 a 30 años de cárcel.

La cadena golpista amarra inexorablemente a la perversa damisela Poleo, –deshonra del periodismo venezolano– a la contrarrevolución terrorista cubano-mayamera a través del inculpado Salvador Romaní –hijo de uno de los terrorista planificadores de la voladura de Cubana de Aviación en 1979 y del asalto a la Embajada de Cuba en abril de 2002, hoy prófugo de la justicia venezolana y escondido en los Estados Unidos–. Pero no se detiene allí el amasijo de complicidades de la cadena de la infamia, sino que se amarra a ex militares golpistas de Altamira, a grupos paramilitares colombianos, que entregan el explosivo C4 que entra por Zulia y llega a manos de los terroristas hermanos Guevara, quienes vuelan el carro.

Todos están atrapados, se cierra el anillo de acero de la justicia y la verdad. Así la terrorista Poleo se asile, se esconda en las miasmas, salga clandestinamente, se haga la cirugía plástica; está marcada por la infamia de su criminal acción y le llegó la hora. Igual ocurre con el empresario Mezerhane, golpista de 7 suelas, condueño de Globovisión, cuya trayectoria empresarial parece llegar a su fin, igual a sus otros compinches.

Al fin parece que la adormecida justicia venezolana va a reaccionar contra la impunidad que se impuso en nuestra patria después del golpe del 11 de abril, del asalto a la Embajada Cubana, del paro patronal-terrorista de diciembre de 2002, enero de 2003, de la guarimba, de los paramilitares colombianos. Esa es la enseñanza y el ejemplo de Danilo Anderson, quien con su muerte trazó el camino de la justicia. Los que redactaron el acta de Carmona, los que aplaudieron aquella payasada fascista de la auto proclamación y firmaron el acta, los muchos que planificaron el asesinato de Danilo, todos caerán bajo el imperio de la ley y de la justicia que se está moviendo activamente. (7-11-05) (caracola@cantv.net)


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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