Yo me quedo con México

¡Sí!... yo me quedo con México: montado en las crines del Caballo Bayo y con el jinete de su aguerrido pueblo. Me admiro de su deslumbrante historia, de su extraordinaria, rica y milenaria cultura, con las insólitas muestras del arte universal de los Toltecas y de los Olmecas. Me quedo con el maravilloso invento del Cero de los Aztecas. Me detengo y subo a tocar al sagrado Dios Sol en la punta milimétricamente perfecta de sus imponentes pirámides. Me quedo con la valentía pictórica de sus impresionantes muralistas: Orozco, Siqueiros y el gigante Diego Rivera. Me abrumo con la fuerza y el dolor de Frida Khalo.

Yo me quedo con México: en las enseñanzas civiles y constitucionales de Don Benito Juárez. Me deleito en las coplas y en los corríos populares que inmortalizaron al Alma libertaria de Pancho Villa. ¡Ay Jalisco no te rajes! Y me quedo con Zapata, con la poblada de sus bigotes y con la pólvora encendida de su revolución. Y entono las alabanzas de Libertad de los zapatistas de Chiapas. Y me reafirmo en un profundo y sostenido respeto por el hermano pueblo de México, cuyas tradiciones patrióticas y anti-imperialistas, han sido siempre ejemplo para nuestras naciones latinoamericanas. ¡Viva México, Carajo!

Y me requiebro y ¡venga un tequila por sus lindas mujeres!: María Félix, que es lo mismo que decir María Bonita o María del Alma. María Antonieta Pons, Lola Beltrán, Dolores del Río, Toña la Negra y la que ahora padece una dura enfermedad, española de origen pero que se metió en el corazón de los mexicanos a fuerza de pasión y de temple a la hora de interpretar su folklore, me refiero a Rocío Durcal.

Y me requiebro y ¡venga otro tequila con sangrita por sus canciones y sus mariachis! Y aquí vienen los meros machos con voz de bala, esos que tienen un cañón en la garganta: Jorge Negrette, Almendáriz, Pedro Infante, Antonio y Luís Aguilar, Javier Solís, Miguel Aceves Mejías, Don Pedro Vargas, Luís Miguel y ese hermoso y sensual charro que anda por las plazas de Venezuela ofreciendo todo el tronío de su voz a jóvenes y viejos, que se deleitan por igual con ese torrente de canciones que le enseñó su padre Vicente Fernández y que él mismo dispara con el estilo propio de Alejandro Fernández.

Y otro requiebre y salud por las canciones de palmeras y de verde esmeralda que brotan del mar del poeta del sol de Veracruz, Don Agustín Lara.
Y nada, ni la delicia de un solo brindis, ni siquiera un portentoso mescal, menos un cremoso pulque y tampoco un retumbante tequila, por el alma tenebrosa de esos políticos mexicanos, que no quieren ni así, ni siquiera el tramado de un joropo, o un palpitante galerón o la sabrosura de una gaita zuliana, por la salud de nuestro hermoso pueblo de la Venezuela, que un día crearon nuestros libertadores, y que hoy, con la espada de la soberanía y de la dignidad a la vanguardia, se empeñan en construir una sólida mancomunidad de naciones latinoamericas, integradas bajo la égida del pensamiento de Bolívar, San Martín, Juárez, Abreu de Lima, Sucre, Anzoátegui, Bermúdez, Urdaneta y tantos otros que ofrendaron su sangre para impedir que la bota del invasor imperialista pisoteara nuestros sueños de Libertad..





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