INTROITO
Por allá por los años cincuenta (uno escribe esto y se da cuenta de cómo pasa el tiempo), en mi querida y añorada Cumaná uno de los juegos preferidos era “La zorra y las gallinas”. 40 gallinas. Es lo que se llamaría hoy un “Juego de Estrategia” con dos niveles de dificultad: una o dos zorras, que hacían este juego más entretenido. Recuerdo que regresábamos de la escuela “José Silverio Córdova”, que quedaba en ese entonces en una casa señorial en la calle Ayacucho, a una cuadra de la Catedral. Salíamos a las 4 de la tarde (eran dos turnos de escuela para ese entonces) y en vez de irnos cada quien para su casa, nos enfilábamos o pa’ el río manzanares a echarnos un baño y/o después a la iglesia Santa Inés a cobijarnos del crudo, pero agradable sol cumanés. Nos quitábamos los zapatos de goma y esa hediondez espantaba a la gente que por allí pasaba, y nos dedicábamos a jugar “El zorro y las gallinas”, sorteando por supuesto las posiciones. En ese sector de la iglesia se hacía una sombra grandiosa, que junto con los ladrillos de arcilla de quién sabe que edad, fríos y húmedos, del piso, nos aireacondicionaban. De verdad era un juego de estrategia, porque o el zorro se comía a todas las gallinas o éstas lo encerraban de tal manera que no tenía escapatoria. Un jaque mate pues. Y el juego a veces se hacía largo sobre todo si los jugadores eran expertos.
LA GUERRA NO DECLARADA DE BUSH
Bush está en guerra con todo el mundo. Sus demonios no lo dejan en paz. Y está empeñado en hacer el mundo a su imagen y semejanza. Tiene algunas guerras declaradas, pero la inmensa mayoría son ocultas. Una de ellas es contra el Bolivarianismo. Contra Chávez. Y como no ha podido (ni podrá, diría yo) vencerlo en su patio (el de Chávez) se ha dedicado a atacarlo por mampuesto. En dos artículos publicados en APORREA (“La Emboscada”, y “I am Bush”) yo hacía un juego de palabras con el apellido de Mr. Dánger y la táctica de cacería, o de guerra, depende cómo se aplique, de la emboscada. Emboscada en inglés es “ambush”. Y “Yo soy Bush” es “I am Bush”, y “Yo embosco” es “I ambush”. Did you get it? Ok. La emboscada es una táctica en esencia cobarde. Y si su fin es matar al enemigo es el ejercicio guerrero favorito de los cobardes. Acuérdense del 11 de abril, cuando los francotiradores pagados por la oposición fascista tendieron una emboscada perfecta. Mataron un montón de gente y no se sabe ni siquiera quienes fueron los asesinos. Es decir que el francotirador, genéricamente hablando, y sus fans de la oposición política venezolana no son más que unos cobardes. Y por eso el ejército imperial gringo disfruta cuando bombardea “a distancia”. Que es precisamente una variante de la emboscada. Y como dije antes, como Mr. Dánger no ha podido emboscar a Chávez en Venezuela, se ha dedicado a tratar de emboscarlo fuera de casa. Como en Río de la Plata hace pocos días. Y para ello ha comenzado a quemar cipayos subdesarrollados, tercermundistas y más allá, personajillos desechables, despreciables, como el Fox mexicano.
CODA
Este presunto zorro, el mexicano, siguiendo las instrucciones de su amo Mr. Dánger, alborotó el gallinero latinoamericano tratando de emboscar a Chávez. Pero le salieron unos pollos que lo espantaron. Unos pollos que según Mr. Dánger saldrían corriendo con la cola entre las patas cuando el zorro hablara. Y se cagó. Y quedó al descubierto: ni siquiera a zorro llegó. Así que debe cambiar de apellido. De ahora en adelante el presidente mexicano se llama Vicente Puppy. O Vicente Cub. Porque eso es lo que es: un cahorro.
LUIS RIVERO BADARACCO
Maturín, 14 de Noviembre de 2005.