Hace cerca de siete años, nuestro líder Supremo Hugo Chávez Frías, con motivo de la entrega de pensiones equivalente a un salario mínimo a un universo considerable de ciudadanos y ciudadanas de la tercera edad, nos llamaba a entender nuestras tareas impostergables como revolucionarios y como partícipes protagónicos de este hermoso proceso de transformación social. Sin duda, estas eran seguir dando amor en cada uno de los espacios de la patria. Las razones de nuestra lucha: igualdad, libertad, justicia, independencia y patria.
Ese fue el tema central de su discurso ese miércoles 14 de febrero de 2007, en el Fuerte Tiuna, mientras se dignificaban a los adultos mayores con estos beneficios de inclusión social, que venían a reivindicar al ser, a la misma humanidad, a nuestros prójimos, con unas de las políticas más sensibles y espirituales de toda una gestión que no se cansa de elevar a niveles atmosféricos la grandeza del hombre y sus designios.
Recordamos hoy, en los inicios del 2014, que nuestra aptitud debe tomar impulso hacia una verdadera acción revolucionaria que se catapulte a estadios que nos permitan encontrar una mayor empatía con nuestros deberes sociales en cada una de las comunidades de este suelo patrio que necesita concretar los ideales Bolivarianos y Chavistas y, así, seguir avanzando en la madurez de conciencia que consoliden los sueños de patria anhelados por todas y todos.
Es por ello que, en estos días en que el 2014 anda en pañales, tenemos que arrancar con un máximo apoyo a las políticas del gobierno de Nicolás Maduro para detectar y destruir todos los focos de usura y especulaciones que se han levantado en el comercio como parte de una guerra sin cuartel de parte de la oposición recalcitrante que no termina de entender que este pueblo, desde el 92, despertó para ser libre eternamente, deslastrado de las ataduras del imperialismo norteamericano y sus mutaciones internacionales que encuentran apoyo en esas perversas oligarquías incrustadas en todos esos pueblos que erigen su autodeterminación.
Vamos a derrotar este año, las miserias humanas de un capitalismo voraz que ha logrado penetrar la economía nacional, para sabotear las normales leyes de la demanda y la oferta, haciendo trizas los bolsillos de los venezolanos y venezolanas y pulverizando uno de los sueldos y salarios más cotizados en el mundo y todos los beneficios otorgados. Así que evitemos caer en las trampas del mercado capitalista, evitemos el consumismo voraz, las compras superfluas, la dependencia incondicional con los peroles del avance de la tecnología, que no se cansa de inventar una serie de pendejadas, juegos sosos y estúpidos que encierran el cerebro y detienen su alta capacidad creativa. Todo un comercio que genera una transculturización que ha venido borrando de la faz una serie de tradiciones e hiperactividades, especialmente en los niños, niñas y adolescentes, quienes son presas fáciles del “mago de cara de vidrio”, el televisor, que ha venido a asumir los roles de papá y mamá en los hogares, envenenando a los hijos con todo una serie de contaminación sónica que destruye la integridad y las estructuras morales y éticas del ser humano.
Pero no queremos desviarnos y vamos a citar a Chávez en aquel discurso donde nos llamaba a cumplir con las razones de nuestras luchas, en esta oportunidad referente a la lucha contra la usura y la especulación:
“Así que señores dueños de supermercados, sean del tamaño que sean, pero especialmente los grandotes. Invito al pueblo a que hagan las denuncias correspondientes, a los concejos comunales, por ejemplo allá en el barrio, Un abasto que venda la carne por encima ¡Ah! Denúncielos, porque, entonces, lo intervenimos y se los damos para que los maneje los concejos comunales (…) Así que prepárense para eso. Claro van a tratar de boicotear el sistema de suministro, pero, bienvenido, el boicot, nosotros los contraboicotearemos y , al final de los finales, será nuestra la victoria, porque es nuestra la razón, es nuestra la bandera, es nuestro el honor, no de ellos….”