Muerte, palabra trágica en todas las mentes humanas, debe ser por ello que la tenemos tan presente y segura en nuestras vidas. Tanto así, que preferimos no acordarnos de la pelona, y cuanto menos y más lejos estemos de ella mejor.
Pero, ocurren hechos fortuitos, repentinos y no buscados por nosotros, en nuestras vidas que de repente nos sorprenden de improviso en un recodo no esperado del camino.
Me refiero, al asesinato alevoso e injustificable, cometido contra la humanidad de la actriz Mónica Spear y de su esposo, Berry Thomas, el cual además dejó el doloroso e inesperado final del amor truncado de unos padres y su hija de cinco años. Trauma este, imposible de superar en el recuerdo de esta dulce niña, de esa noche trágica, imposible de olvidar mientras viva la pequeña Maya, quien quedó herida y se recupera, siendo sus primeras inocentes palabras: “Mis papás se quedaron dormidos y están en el cielo”.
En esta escalada de violencia que hoy vivimos, no solamente en Venezuela Bolivariana, sino en todos los países del planeta, ya que si vemos la televisión, internet, o la radio, escucharemos, veremos o leeremos, las masacres frecuentes que se suceden en todas las naciones de la Tierra.
Hace poco en EE.UU, un joven de veinte años asesina a veinte niños en una escuela aparte de siete adultos incluida su madre, esto ocurre en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown, ciudad de 27.000 habitantes a unos cien kilómetros de New york. Los niños asesinados tienen edades comprendidas entre cinco a diez años.
Estos hechos macabros, ocurren con mucha frecuencia de sucesos similares en United States, quizá, pero no los publicitan como aquí, y menos los politizan. El pueblo estadounidense está ya acostumbrado, tal vez. Puede, que el pueblo gringo ni se atreva a opinar, por miedo a que lo clasifiquen como terrorista o le apliquen la Ley Patriota.
El asesinato doloroso y sentido de la actriz Mónica Spear y de su esposo de nacionalidad irlandesa Berry Thomas, nos hace pensar que hasta la muerte es injusta, y no es lo mismo para un don nadie de la calle, un Juan Pueblito que asesinan a diario en calles y ciudades de nuestra patria, en Petare, El Guarataro, San Juan o La Charneca, que es rápidamente olvidado y las más de las veces ni detienen ni descubren a sus asesinos. Estas muertos, únicamente lo sufren y lo lloran: su esposa, sus hijos y hermanos, la familia, pero no hacen de su muerte un motivo de protesta y de lucha en contra del gobierno y de la inseguridad.
-Es que al parecer Juan Pueblito, no tiene dolientes-.
Pues desde hace mucho lo matan injustamente por las calles de su patria.
Todos tenemos patria, pero al parecer se ve bien claro que algunas muertes se le presta más atención que a otras, incitan el morbo, hablan los medios, lloran tirios y troyanos juntos y hasta el gobierno se rasga las vestiduras, tanto así que en pocos días tienen presos e identificados a los asesinos, felicitaciones “loado sean”.
–Al parecer los mismos vecinos del barrio los denuncian-
Nos preguntamos ¿es que acaso hay muertes que valen más que otras? para mediatizarlas. Ni siquiera ante la pelona somos iguales Juan Descalzo, una actriz y su esposo, cuya muerte dolorosa e injusta ha inflado la prensa con bombos y platillos, la politiza y la hacen instrumento de inconfesables intereses.
Deseamos que este vil asesinato sirva para aplicar otras medidas y otros métodos diferentes y más efectivos contra este tipo de delito, a los que deberíamos aplicar la Ley de Talión -ojo por ojo y diente por diente. Que aparece en el Éxodo de la Biblia,
Vemos con tristeza y pena, que ni siquiera ante la muerte somos iguales, hay muertes que valen más que otras, y a las que se les presta más atención por parte de los organismos del gobierno y la máxima publicidad de los medios, sean estos de Tirios o Troyanos..