Existe como herramienta Institucional el ya probado y efectivo concepto de visión. Se aprecia por ser fuerza que da sentido y cohesiona el presente y ordena el futuro de las organizaciones. Si a ella se incorpora el valor: “usar mas inteligencia y menos fuerza”, sin duda estamos ante una promisoria estrategia.
Si se agrega, formar gente bajo parámetros humanistas. Buscar el sano convivir de la población a través de una postura moderna de la seguridad, y , como orientación alberga, como opción preferida la paz, y, veta el uso de la fuerza para maltratar o para sacar ventaja como practica personal, sin duda que estamos ante una clara y precisa opción, que asociamos a una orientación vanguardista de la enseñanza.
Si tiene una orientación táctica que prescribe que sus egresados deben resolver sus casos evitando las prácticas empíricas, prefiriendo, fórmulas pensadas y trabajadas dentro de modelos de investigación, sin duda estamos ante una técnica, humana y novedosa postura académica. Estos temas, y visión que comparto, son los que me consta, orientan la formación en el actual Universidad de la Seguridad.
¿Podría existir otra visión formativa en este campo de la seguridad? : ¡claro que sí!.
Esa es la duda que en este momento se alberga. El dilema es real, puesto que existió, y a nuestro pesar, se mantiene en algunas mentalidades la superada doctrina de la Seguridad Nacional.
Esta visión alterna, sigue siendo una tentación, cuando la desesperación por la búsqueda de resultados inmediatos no se ve satisfecha y las mentalidades logreras se sienten superadas por alguna critica que busca evitar el camino lento pero seguro en el largo plazo que exige una estrategia bien pensada para lograr metas en el campo del combate a la violencia.
La postura alterna la constituyen sin duda, los ejes temáticos que constituían la formación represiva que se enseñaba en Escuela Militar de las Américas, ubicada en Ford Gulick, zona del Canal de Panamá. Allí el sino de la instrucción lo marcaba la idea de la represión y sobre todo contaba con el fantasma de la filosofía de la guerra fría representado en la doctrina del macartismo. Allí se hizo, muy popular el slogan de “la política de plomo al hampa”, que se matizaba con sesgos racistas cuyo limite preferido era la criminalización contra los pobres. Obvio, fuente de toda la disidencia anti-imperialista y social, posible en América Latina y el Caribe.
En esta Escuela de Panamá se formaron todos los cuadros represivos que sostuvieron los regímenes cuyo objetivo fundacional era enfatizar en “la democracia y los derechos humanos”, aunque, paradójicamente, sus resultados fueron las dictaduras de Augusto Pinochet, Chile (1973-1990), Alfredo Stroesner, Paraguay, (1954-1989), y el terrible Proceso de Reorganización Nacional de Argentina (1976-1983), Juan María Bordaberry, Uruguay, (1973-1985), el General Hugo Banzer, Bolivia (1971-1978), la dinastía de los Somoza en Nicaragua, de los gobiernos del Salvador, durante los años de la guerra civil, Julio Cesar Turbay Ayala, Colombia con su famoso "Estatuto de Seguridad".
Es orientación didáctica que no conjuga con que los cuadros de policía posean formación política y menos aún que, incorporen en sus planes de prevención la comprensión dialéctica de los contextos sociales a la hora de proceder a actos policiales.
Es postura que niega la visión totalizante del acto policial, lo reduce a mera represión y evita entender que tanto el policía como quien es su objeto de indagación, tienen que darse cuenta que solo habrá espacios de paz cuando ambos actores posean una visión común y una rutinaria forma de vivir en el mismo estado psicosocial, bajo el orden de la participación comunitaria.
¿Dificil?…. Claro, sobre todo cuando no se cuenta con estadísticas, bien fundamentadas ni base empírica para construir conocimientos propios, que permitan avanzar por la vía de la mediación y el diálogo, y …… cuando lo que sobran son armas.